Jorge Brugos

Ayuntamientos contra la amnistía

20/11/2023
 Actualizado a 20/11/2023
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Saber estar, mantener el decoro y ajustarse al protocolo de la casa a la que uno es invitado es fundamental en la vida. Uno de los grandes problemas de nuestros dirigentes es que, en ocasiones, sufren una desorientación al ocupar sus respectivos escaños y vagar por las instituciones que representan. Se erigen concejales como opositores al gobierno central, hombres de Estado municipales hastiados con su papel de hacedores de la verdadera política, la de solucionar los problemas de verdad de la ciudadanía, tentados en saciar su vanidad de ser relevantes a nivel nacional. 

Me hacen mucha gracia los grupos municipales que presentan en los Ayuntamientos mociones versadas sobre asuntos territoriales. Ahora está de moda lo de hacer declaraciones institucionales en contra de la amnistía, desde León al lugar más recóndito los ediles contrarios a esa medida de gracia se afanan en que todo el mundo se entere de que no apoyan esa indulgencia. Da igual que tenga nula eficacia reglamentaria, les es indiferente que dicho gesto no signifique un efecto de mejora en la vida de sus vecinos, lo importante es salir en la foto. No sé si lo hacen para hacer la pelota a sus jefes de Madrid con el ánimo de colmar sus aspiraciones nacionales en un futuro, o simplemente porque viven en una política ficción permanente; vicio que aleja cada vez más a los representantes de sus electores. 

La causa enarbolada en torno a la amnistía me recuerda a los propósitos enaltecidos por la izquierda alternativa como el ecologismo exacerbado; ambos idealismos están alejados de la realidad. Al igual que ocurre con el activismo ecologista, propio de perfiles acomodados y que no tienen problemas para llegar a fin de mes y por eso pueden comprarse un coche eléctrico y divagar sobre causas perdidas, el idealista de nuevo cuño tiene como principal preocupación la amnistía porque tiene todas sus necesidades fisiológicas cubiertas. 

A los políticos les pagan para solucionar los problemas de la gente de a pie, no para ocupar su tiempo con sobreactuaciones estériles. 

 

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