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17/10/2025
 Actualizado a 17/10/2025
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Una semana más me encuentro ante el abismo del papel en blanco lamentando no haber apuntado en algún sitio y durante mis únicos dos momentos de lucidez de la semana aquella idea peregrina para completar este texto que en su momento me pareció digna y hoy, a minutos de irme a casa tras una intensa jornada laboral, me parecería digna de premio.

Debería de comenzar a hacer públicos esos pensamientos a través de las redes sociales, sin morderlos demasiado. Cierto es que solo así me convertiría en el autoproclamado rey de las mismas, el ministro Óscar Puente, quién si no. Y lo cierto es que me viene muy bien mentarle porque yéndome a lo más lejano (o bueno, no tanto), lo ocurrido la pasada semana en torno a su figura debería de abrir muchos ojos.

No me refiero a su pasada de patata caliente al secretario de Estado a propósito de Feve con una agilidad que habría dejado al mismísimo Ramón García (o a su vaquilla) con la boca abierta – los asuntos de segunda para mi número dos, pensará –. Más bien tiene que ver con lo que ocurrió justo antes de eso, a la reunión en la que el actual alcalde de Valladolid le puso sobre la mesa a Puente poco menos que un ultimátum para comprometerse a realizar un soterramiento que ni el más pucelano de los pucelanos, ese que quiere hacer de la estación de su ciudad poco menos que el Santiago Bernabéu, está dispuesto a afrontar.

Llevándolo a lo más cercano, no tengo muy claro qué más tiene que ocurrir para que aquellos que siguen pensando en el soterramiento del tren como única opción para la integración del ferrocarril a su paso de San Andrés del Rabanedo se den cuenta de que eso jamás va a ocurrir, ni con este Gobierno ni con ninguno (los de otro color ya tuvieron la oportunidad de hacerlo y lo descartaron). Si esa actuación se niega en el agujero negro de las inversiones autonómicas, con la capacidad de decisión en el tejado de un ministro muy de Valladolid, ¿alguien de verdad cree que se va a hacer en el alfoz de León, con un presupuesto de unos 50 millones y un coste mínimo de diez veces más? Por si acaso, mi alcaldesa (veremos si queda alguien en Trobajo en 2027) ha decidido entregarle a través de la Diputación una carta a Puente contándoselo, por si se habían perdido las 2732 anteriores. Seguro que de esta ya sí.

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