Veo algunas fotos publicadas del estado actual de la pretendida nueva ubicación del Conservatorio leonés y de manera inevitable me voy a la evolución o mejor, al ¡quita, quita!, ¡tapa, tapa! Si las primeras mostraban cochambrería donde la haya, en las últimas, esta ya aparece, al menos, algo adecentada, más «técnicamente idónea». Aún así, uno se pregunta cómo pudieron quedar en ese estado, inacabado a todas luces, unas obras que si no recuerdo mal se le dispararon, digamos un poco, unos cientos de miles de euros, al gobierno municipal de aquella. Uno lo ignora, pero, a la par, duda que ningún arquitecto o ingeniero redactor de un proyecto tan colosal deje sin presupuestar el remate suelos, techos, paredes, etc. Suena a milonga, tal que ver el vídeo promocional del estadio que iba a ser «una buena jugada». ¡Y tanto! Sin duda, para alguien debió de serlo, pero, obvio, no para el común de vecinos. Si aquello fue «una buena jugada» de los que hacían León, porque era lo suyo, esto de ahora ¿qué será «el remate a gol»? Acaso ahora crean que León es suyo. Si con la obra arquitectónica del estadio, decían, León entraba en el siglo XXI, con esta idea-remate estimo que sale de él, al menos, cultural y educativamente hablando.
Leo el argumento del consejero de Educación –«hay informes técnicos»– y sigo en desacuerdo, pero le reconozco el valor de haber venido a León, al Conservatorio, a escuchar e intentar convencer a la comunidad educativa, padres y profesorado. Al menos, dio la cara, aunque no convenciese a nadie. Y yo me pregunto, si las propuestas de ubicación para el nuevo Conservatorio las hizo el ayuntamiento, ¿dónde estaba el alcalde?, ¿consultando pitonisas para poder predecir que, al finalizar el desaguisado, los leoneses van a estar «tremendamente orgullosos de un Conservatorio de música moderno y con las mejores condiciones»?, ¿entrenando para el remate después de soltarle la patata caliente al consejero? No es la única mala dejada de patata que le ha hecho. Cuando por arte de birlibirloque se le multiplicóel cálculo del coste del nuevo edificio de cinco a once millones, ya sonrió él: «yo ahí no me voy a meter, el consejero dijo entre 11 y 12 millones». Le faltó el «a mí que me registren”. Qué gusto por quedarse, cuando la defensa arrecia, fuera de juego. Lo que él no esperaba era que el central Ciudadanos le driblase.
Por si no se ha enterado, se lo manifestarán mañana a las 20:30: ¡no nos vamos al estadio! Avéngase alcalde, está usted en órsay. Avéngase.

Avéngase, está en órsay
20/04/2016
Actualizado a
13/09/2019
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