Imagen Juan María García Campal

Aunque usted no lo crea

01/10/2025
 Actualizado a 01/10/2025
Guardar

Sí lector, aunque usted no lo crea, este «incurable aprendiz de escribidor», cada cierto tiempo, y aun cuando cada semana escriba libérrimamente sus opiniones –sobre lo horrible, lo humano e incluso sobre lo divino aun su incredulidad o agnosticismo–, entra en barrena y percibe sus escrituras como una colección de actos inútiles o fallidos, no en el sentido freudiano del término, sino en el que indica que su intención se ve frustrada por carecer de efecto alguno más allá de la propia libre expresión. Cosa esta que bien podría quedar en el ordenador o, una vez impresa y releída, ser condenada a la lóbrega papelera presta a su posterior reciclaje, siempre que los contenedores cercanos no estén en duradero vómito cartonero y papelero. Le cuento más: en estos tiempos de triste conciencia, me entra una necesidad urgente de o ser durante él, como decía mi admirado José Luis Sampedro, minero de mí mismo, es decir, de convocar un íntimo congreso extraordinario personal e intransferible, y abstenerme una temporada de escribirles de mis cavilaciones. Mas, de así ser y el periódico permitirme el regreso a sus páginas, no será larga mi ausencia, más temprano que tarde siempre acabo sintiendo la llamada a la resistencia, a modificar el simiesco refrán de «oír ver y callar» incorporando un rebelde e irrenunciable «no» antes justo del «callar».

Mas compréndame, teniendo la edad que gozo y habiendo vivido aquellos tiempos, en versos de Rodolfo Serrano en su poema ‘Emisión de Radio Pirenaica’, «cuando España no era sino la historia triste / más triste de todas las historias posibles»; siendo demócrata y como hombre, por naturaleza, un animal político (¡Ay Aristóteles!), cansa y agota la cínica patraña teatral en que se han convertido los frutos de tanta lucha política ciudadana, personal y colectiva. Cansa ver a tanto ‘socialisto’. Cansa ver a los abstencionistas constitucionales diciéndose constitucionalistas de pro, cansa ver camisas viejas, de tan amarillo sol, hoy verdes, reescribiendo y resucitando lo que se creía superado. Siendo, como ya dije, un comunista ‘saramágico’, es decir, ‘hormonal’ y cordial, agota el tono con el que tanto converso o pseudodemócrata pronuncia tal adjetivo, y no por ignorancia o amnesia, sino por mera mala fe. Agota ver pisoteado de continuo, por unos y otros, el derecho a la presunción de inocencia. Agota, sí, tanta corrupción. Agota tanto parecido en lo nefasto.

¿Callar, dije? ¡Quia! Aun cansado, aun agotado, resistente, no callaré. 

¡Salud!, y buena semana hagamos.

Lo más leído