Estos días; martes, miércoles y jueves; se celebra en León la quinta edición de expociencia. Se trata de un evento de divulgación científica en el que se dan cita profesores de la universidad, voluntarios y colaboradores. El objetivo es dar a conocer al público en general la encomiable labor de investigación y la forma de trabajo de cada una de las facultades. Y de paso motivar, servir de inspiración, a los alumnos de los diferentes colegios e institutos que lo visitan.
El conocimiento es poder. Esta frase la pronunció sir Francis Bacon, pensador y filósofo inglés, en 1597. Sin embargo, a juzgar por las opiniones de padres y docentes, algo en la educación falla desde las primeras etapas. La figura del profesor está cada vez más desdibujada. Parece que su función, que hasta ahora había sido la de transmitir conocimientos, se queda obsoleta.
Se les da más relevancia a los métodos de enseñanza y al bienestar emocional de los estudiantes que a los contenidos que tienen que aprender. Es prioritario evitarles traumas y frustraciones, hacerles las clases ligeras y amenas.
El resultado es que los maestros pierden autoridad, ven recortada su libertad, a la hora de corregir comportamientos inadecuados o de otorgar valoraciones y calificaciones negativas. Así es difícil que el aprendizaje sea el correcto.
No perdamos de vista que los niños y adolescentes de hoy son los universitarios y profesionales del futuro. Es necesario que adquieran un nivel y que controlen las materias. También asimilar y responsabilizarse de los propios errores porque más pronto que tarde se darán de bruces con el mundo real y un abanico de problemas. Los edificios comienzan a construirse por los cimientos, de lo contrario ya sabemos todos lo que ocurre.
Dar por hecho que los estudiantes nunca tienen la culpa de sus malos resultados académicos es un error. Como asumir, en cualquier trabajo desarrollado cara al público, que los clientes siempre tienen la razón. Nada más lejos de la realidad.