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Ambigüedad y secesión

13/10/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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Bueno, ¿qué quieren que les diga, que como Elvira Lindo, la de Manolito Gafotas o los simpáticos artículos agosteños de Tinto de verano en El País, esa que llama ‘mi santo’ a su esposo, a veces me quedo cuajada en el sillón? Suele suceder, en mi caso, al mediodía, a la hora de la siesta debido al efecto somnífero del televisor y la buena comida. Sin embargo, últimamente nada de nada. Está muy convulsa la Cataluña de Serrat, Piqué, Els Joglars, muchos andaluces, extremeños, los propiamente nacidos allí y otros arribados. Me preocupa. Me preocupa sobre todo desde el domingo uno de octubre y días previos con ese supuesto referendo, tanto que me pone la piel de gallina, aunque algo me ha contentado la exitosa manifestación barcelonesa convocada por Societat Civil Catalana en busca de la unidad de España celebrada el también domingo día ocho cuyo manifiesto fue leído por el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, quien vivió varios años en la ciudad condal, momento que recuerda con cariño, nostalgia y literariamente fecundo, pues aparte de su creciente producción entró en contacto con la que luego sería su agente literaria Carmen Balcells y la editorial tan significativa para él Seix Barral, apostando por la concordia, la paz y la unión con el resto del país. Lectura compartida con el exministro socialista Josep Borrell en la actualidad eurodiputado y con antelación presidente del Parlamento Europeo.

Bueno, insisto, ¿qué quieren que les diga, que acudo a la prensa escrita, digital, la radio y la tele últimamente con avidez empujada por los acontecimientos que convulsionan, fracturan económica y socialmente Cataluña y el resto de España, a pesar de que haya quienes sostienen lo contrario? ¿Que Carles Puigdemont en el pleno del Parlament de Catalunya del martes diez si reculó en el asunto de la independencia catalana, DUI, aunque de un modo ambiguo, un sí pero no, enardeciendo a sus compañeros de viaje de la CUP y a los eufóricos secuaces del independentismo catalán ha sido por la presión de los bancos y grandes empresas que están diciendo adiós en cascada al solar catalán, (algunas, claro, con antelación, seguidas de prisa y corriendo por otras decisivas en la tierra de los Juegos Olímpicos de 1992. Muestra de tal anunciada y rápida salida son el Banco Sabadell, La Caixa, Grifols, Oryzon, Gas Natural Fenosa, secundadas por Planeta que se va a Madrid lo mismo que Bimbo, en tanto que Cervezas San Miguel lo hace a Málaga y Codurniú y Freixenet estudian su particular situación, pues las Navidades están ahí y las burbujas pueden quedarse en casa sin vender) y también, también por falta de apoyo internacional, más concreto europeo?

Ah, no quiero olvidar mencionar ese martes ambiguo el buen discurso en el Parlament que la andaluza de Jerez de la Frontera, Inés Arrimadas, soltó en el pleno. Brillante y duro, de manera particular con Oriol Junqueras, permanentemente cabizbajo, triste a diferencia del presidente Carles Puigdemont que de vez en cuando soltaba algunas irónicas, burlonas sonrisas.

Tampoco deseo olvidarme de contar una pequeña maldad. Creo que el burgués Artur Mas se ha alegrado mucho del aparente traspié de su delfín, Puigdemont, debido a que últimamente su papel en el partido es flojo y quién sabe, a lo mejor no tardando, habiendo cumplido la inhabilitación, puede recuperar su poderío, pero no, en el fondo no lo creo.

Mas la incertidumbre prosigue. No lo olvido. No. La ambigüedad reinante, remacho, en la no se sabe bien si declaración independista o no catalana del excalde de Girona y ahora presidente del Parlament no ha respondido, por ahora, al menos, al requerimiento de Rajoy tras la reunión del Consejo de Ministros y del pleno del Congreso de Diputados celebrado el viernes once con el artículo 155 de la Carta Magna a vueltas. No obstante, mientras tanto, persiste un alivio en mí que agradece esta mínima luz. ¡Suerte!
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