Tiene alma de anciana la compañera de escaño crónico.O eso comenta mientras trata de cerrar una entrevista con un señor de Argentina, que no la quiere bien, justo cuando voy a escribir estas líneas. Le respondo que es mejor que esté así el alma que el cuerpo, ¿no? Ahora que se le ha metido en los pulmones el gusanillo de ir al gimnasio, lo tendrá un poco más fácil. Además, ya tiene dos cosas en común con el papa León, que su mente reside en el plano de las almas y que le interesa el deporte. Porque con el derbi leonés en el horizonte, igual ha pasado desapercibido que al nuevo pontífice le gusta el tenis. En redes ya circulan imágenes –que hay que pasar por el verificador de IA– de la supuesta pista de tierra batida que se encuentra escondida entre los papistas muros del Vaticano, esperando jugadores. Anda que no habría estado bien una pachanga entre Bergoglio y Ratzinger. Luca Guadagnino habría hecho otra película de rivales. No tengo muy claro quién representaría el papel de Zendaya, eso sí. Tuvo carisma el jefe de la Iglesia al bromear con que no invitaría a jugar a ‘Sinner’, el italiano pelirrojo cuyo apellido significa pecador allá donde el Brexit.
Alma vieja tiene la Iglesia, sin duda y en los medios se abrirá ahora un nuevo capítulo en el que seguiremos debatiendo sobre el significado de cualquier gesto y la lentitud respecto a la apertura social de la curia. Mientras, en León, Minerva se ha encargado de someter a escrutinio la igualdad de sus papones con el bochornoso resultado de que 200 personas están en contra de permitir a sus hermanas de procesión vestir bajo un capillo y unas tablas con 400 años de discriminación. «Es que lo dicen los estatutos». Ah... La ley de la Roma imperial también favorecía las peleas entre hombres y leones y ahora en 2025 ese mismo escenario acoge una procesión de religiosidad popular en la que dos cofradías, que no son precisamente la leonesa, tienen ‘nazarenas’ de capirote.
Eterna es Roma y viejas las almas que nos rodean, corpóreas o traslúcidas, y que cada Semana Santa están más presentes para recordarnos que alguien pasó ya por la carrera oficial y alguien llegará en un tiempo de paso indefinido para completar la gran procesión. Y sí, es mejor tener alma de viejo, que cuerpo de anciana. Pero si te pica el niqui de la vida, quieres que huela a incienso y Roma te pilla lejos, Sevilla se vuelve leona e incorrupta para ti. Mueren sus toros y caballos, pero no la ciudad, ni la bendita esencia andaluza que fuera ven como nacional. Ni sus calles estrechas que se vuelven un laberinto hasta con el Maps. Es allí donde miran al Nazareno por encima del hombro, pero porque se les desborda el amor por su Semana Santa. Allí, donde entre incienso y rebujito, siempre habrá Esperanza, una romántica guitarra, esa mano bien apretada y la Giralda anunciando con sus campanas un papa tras otro, una feria tras otra y un hombre tras otro, cada vez tan diferente.