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Algo huele a podrido en Dinamarca

01/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Hay frases que aparecen en los textos y que hacen fortuna, tanto, que luego se aplican en un sentido claro para cualquier cosa que se ponga por delante.

Shakespeare lo hizo en Hamlet y ha quedado para el mundo mundial cuando nos queremos referir a que las expectativas de algo no se comparecen con lo que se supone que tiene que ser.

Pero claro, no estoy hablando (más bien escribiendo) sobre Dinamarca, sino sobre algo bastante más cercano y local, y que el avispado lector habrá sospechado observando la ilustración.

Sí, el Hostal de San Marcos y el misterio de su futuro.

Se está remodelando lo que es el edificio principal, que falta hacía. Bueno, hacía falta el principal, el secundario y hasta el terciario, porque el pobrecito, después de casi 50 años de uso, parches, reformas, variaciones y demás intervenciones provisionales, estaba para el arrastre. No daba la talla, especialmente en las habitaciones ‘nuevas’.

El Parador, cuando se inauguró, era lo más de lo más. Porque no sólo el edificio antiguo adquirió una relevancia espectacular, sino que, además, las habitaciones, comedores y todo tipo de servicio tenían un nivel esplendoroso.

La ciudad tenía entonces un déficit claro de habitaciones y, aún más, de habitaciones de primer nivel, así que se vino a cubrir un espacio vacío. ¡Y de qué manera!

El Parador de San Marcos era la estrella de León, pero también de la Red de Paradores.

Y lo fue hasta no hace demasiado, aunque, eso sí, quizás por ser una estrella, fue declinando y declinando hasta que, yo creo que tarde, se cerró. Hace pocos meses.

Hubo un intento de reforma cuando D. Miguel Martínez accedió a la Presidencia de Paradores, concurso de por medio, con un plan de obras de reforma muy a fondo pero sin cerrar al público, manteniéndolo en uso, craso error, creo, pues un hotel del nivel que se tenía y pretendía no puede someter a los usuarios a la tortura de ruidos varios nada cómodos mientras duermen, viven o ‘disfrutan’ de sus instalaciones.

Si fue por eso, si lo fue por planificación económica o vaya usted a saber porqué, el proceso se paralizó… para volverse a retomar años después, con el edificio aún más alicaído, con nuevo plan de reforma que luego se convirtió en nuevo concurso, del que hoy se ejecuta la primera fase, la que adecúa la joya plateresca que es el edificio principal, tras el derribo de todo el añadido de habitaciones realizado en 1965.

Y aquí empiezan las cuitas. Y las sospechas.

Porque ésta es solamente una parte, una apertura provisional del cuerpo histórico, y dado que, como ya se sabe que en este país, no hay obra más definitiva que aquella que nace provisional… y si no, véase la estación del Ave, que nació así y terminó asá, o sea, definitiva.

Añadamos que, aun cuando el proyecto era total, la fase siguiente aún no se ha redactado.

Comentemos que hace pocos días, el actual presidente, D. Óscar López, se ha mostrado especialmente esquivo a la hora de responder sobre el futuro del proyecto total.

Constatemos que las circunstancias hoteleras de la ciudad ya no son las de 1965, que hay muchas plazas en oferta, de buena calidad, a precios aceptables, con las que un nuevo Hostal, ha de competir.

Apuntemos que, en la red nacional de Paradores, edificios de 200 habitaciones (más o menos las que había antes), no son, ni mucho menos, mayoría, sino más bien edificios muy singulares de entre cincuenta y cien plazas como máximo.

Que se estima que el número mínimo de habitaciones para rentabilizar el uso es de 50-60.

Y algo muy inquietante.

El martes me fui a dar una vuelta por las obras. El derribo realizado permite ver, desde fuera, claro, la fachada norte del edificio histórico, y en ella, en esa fachada norte, se aprecia la cicatriz que ha dejado el bloque derribado.

Y allí, en esa zona, en esa cicatriz, se pueden ver los grandes huecos que conectaban con los anchos pasillos de las habitaciones, con los pasos de grandes dimensiones… cerrados con ladrillo y convertidos en ventanas y balconadas.

Raro. ¿Se cierra con ventanas una fachada que va a seguir en construcción? ¿Seguro? ¿No será que ya están situadas en su posición definitiva? Y no me digan que es una solución provisional en espera de continuar, porque nunca, nunca, un cierre provisional se hace con ventanas. Salvo que vaya a ser definitivo.

O sea. Que algo huele a podrido en San Marcos. Con perdón por lo escatológico de la frase.
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