15/10/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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Dios, patria y fútbol» escribió hace días el periodista Rubén Amón para retratar al Barça «en una implicación política que conecta con el fervor religioso del balón». Fue leer ese artículo y retroceder a la infancia, la verdadera patria del hombre, que diría el poeta Rainer Maria Rilke. Era verano y quien les escribe subía feliz por la calle Núñez de Guzmán vestido con la camiseta blaugrana que le acababan de regalar. Habrán pasado más de treinta años pero esa escena la mantengo intacta. Desde entonces he llevado su escudo bordado en mi corazón de aficionado. De los rizos de Maradona a la cresta de Neymar pasando por el bigote de Calderé. Allí estaba Cruyff, que lo mismo alineaba en su ‘dream team’ al genio de Sampedor que a un veterano de Puente Castro. He visto, con mi hermano Jalo al lado, el trallazo de Koeman en Wembley, aquel otro de Iniesta en el minuto 92 y cinco más al Real Madrid en un bar de Chamartín. Debuté en el Camp Nou acompañado de la familia Machida al completo, nuestros amigos japoneses de visita en Barcelona. Juntos cantamos ‘blaugrana al vent’, preludio del espectáculo que nos brindó un dios llamado Messi. Quizás en aquel templo caí en la cuenta del error, el eslogan ‘més que un club’ no va de fútbol, es pura política. Han sido los últimos comunicados de una entidad con casi 150.000 socios los que me obligan a entonar este adiós al Barça. «Con el estadio vacío, el club reivindica la falta de libertades que estamos sufriendo», declaró el presidente Bartomeu sin apenas inmutarse. ¿Reír o llorar? La respuesta podemos encontrarla en la revista satírica ‘Charlie Hebdo’, tristemente famosa tras la matanza acontecida en su redacción en enero de 2015, que salía este miércoles a los quioscos con una portada titulada ‘Más tontos que los Corsos’. El semanario parisino criticaba con firmeza el reciente referéndum argumentado que los catalanes son insolidarios con provincias como la nuestra. «El idioma, la cultura y la tradición son agradables en las postales, pero el dinero es mucho mejor. Las regiones pobres de Europa rara vez salen a la calle pidiendo independencia», apuntaban los gabachos en plena cruzada contra el fanatismo en cualquiera de sus múltiples versiones. Pierde el Barça todo mi apoyo, que tampoco es mucho, y aunque tomo esta decisión por sentido común, lo hago con un punto de tristeza. Un último aviso. Cuídense los directivos de la Cultural y Deportiva Leonesa para no caer en la misma trampa que los culés con la excusa de un Mundial, ‘Dios, patria y fútbol’ en territorio wahabita.
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