Voy a escribir unas palabras sobre la actuación de la Guardia Civil en la desgraciada intervención de los pasados días.
Lo primero es expresar mis condolencias más sinceras a la familia y amigos de Pedro.
He escuchado en algunos medios de comunicación, bares, etc, opiniones diversas de cómo tenía que haber sido manejada la situación que acabó con su muerte. Quiero recordar que un incidente con rehenes es una de las intervenciones más delicadas (si no la más) en la que se pueden ver involucrados tanto policías como guardias civiles, y después de que pasa el toro todos tenemos opiniones de cómo se tenía que haber gestionado, pero claro, allí, en tiempo real con una persona muerta, otra atrincherada y un rehén las cosas se ven de otra manera.
No se debe juzgar una intervención tan problemática sentado en un bar con una botella de agua y aire acondicionado.
Ahora quiero dirigirme a la familia de ‘Perico’, me supongo lo que serán para vosotros en años sucesivos el 1 de julio o el 12 de octubre, pero os digo una cosa: no estéis tristes, Pedro ha tenido la «muerte prematura» que todos los agentes querríamos para nosotros mismos, sirviendo a los demás, y en su querida unidad con sus hermanos.
En estos tiempos en que algunos solo dan valor a los bienes materiales, querido Pedro te llevaste la mochila cargada, que como ya dijo Eroll Flynn en ‘Murieron con las botas puestas’: «El dinero está muy bien, pero hay una cosa en favor de la gloria, QUE SE LA LLEVA UNO CONSIGO CUANDO LLEGA LA HORA DE LA MUERTE».
Sólo me queda decirte que cuando llegues ‘arriba’ saludes a otros tenientes coroneles que te precedieron, Rafael Valenzuela Urzaiz, Fernando Primo de Rivera Orbaneja y Jesús Gayoso Rey.
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