El bebé británico Charlie Gard falleció el pasado viernes y, a pesar de este dramático desenlace, quisiera quedarme con la imagen de sus ojos cerrados y su cuerpo dormido, rodeado de muñecos con unas sonrisas eternas dibujadas en sus rostros.
Cada año mueren en el mundo aproximadamente unos siete millones de niños antes de cumplir los 5 años, millones de niños muertos por conflictos bélicos decididos por adultos. Niños soldado, niños desplazados, niños huérfanos, niños heridos o discapacitados, niños encarcelados, niños obligados a trabajos forzados o explotados sexualmente. Actualmente en España, uno de cada tres niños está en riesgo de pobreza o exclusión social, según Save the Children.
Mientras nos conmociona esta terrible realidad, la presidenta del FMI Christine Lagarde destaca las excelencias de la política económica de nuestro gobierno y a continuación señala que no se pueden subir las pensiones de nuestros jubilados ni los salarios de los trabajadores. Esta señora, que pide sacrificio para todos, es la misma que solo llegar al FMI se subió el sueldo el 11%, y actualmente cobra 325.000 euros netos al año. Para no ser menos, aquí tenemos a Mariano Rajoy, exregistrador de la propiedad y también con su vida resuelta, que sale en rueda de prensa alardeando de que España es un ejemplo para el mundo por haber conseguido gracias a sus políticas, una recuperación económica que es la admiración de todos los paises de nuestro entorno y este hecho, según él, extraordinario, lo compara con los grandes acontecimientos del siglo XX.
¿Piensan estas figuras incapaces de la politica en algún momento en las terribles consecuencias que generan sus decisiones? La respuesta es ‘no’. Para mantener sus privilegios, viven intencionadamente en un permanente estado de irrealidad.
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