Nuestro enemigo principal no es el imperialismo, ni la burguesía ni la burocracia. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos dentro. El célebre aforismo de Eduardo Galeano nos repite que no hay sistema inmodificable ni injusticia remediable ni enemistades imbatibles. El único obstáculo que nos separa del mundo que queremos vivir son nuestras inseguridades e incertezas ante lo nuevo. Mientras nos perdemos por los laberintos de lo que persigue cada persona a título individual, olvidamos que somos muchos los que queremos cambiar y avanzar hacia mejoras confluyentes. Hemos dejado de hablar de clases, porque aparentemente cada individuo va por cuenta propia, pero nunca hemos dejado de ser una clase. Es más, hacía mucho que no teníamos unos miedos tan compartidos que nos unieran como ahora, tanto sentimiento de ser un colectivo.
Nuestro enemigo principal es el miedo. Y ojalá volvamos a ser la clase valiente que se atreva, esta vez mejor, a enfrentarse al cambio.
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