El amor, como llega se va

D. Fernández
19/07/2016
 Actualizado a 18/08/2019
La verdad es que no sé si será hoy, mañana, o en un futuro próximo, pero lo van a hacer. Siempre lo hacen. Un día conocerás a alguien que te haga volver a creer en volar, alguien que te nuble la vista más de lo que ha hecho cualquier otro, o que te haga gritar piropos desde cualquier parada de metro para que las demás personas se den cuenta de lo mucho que os queréis.

Creerás ser feliz. Llorarás lágrimas que no son amargas porque por fin le tienes ahí, contigo. Iréis a una floristería y te regalará las flores más bonitas. Os emborracharéis juntos, veréis películas en el sofá, discutiréis y celebraréis las navidades comiendo tu turrón favorito en casa de sus padres.

De repente pensarás que nada puede ir mejor de lo que ya te está yendo. Te quedarás estancada y no sabrás cómo continuar. Se lo dirás y él responderá de una manera extraña. Tras esto, los aviones que sobrevolaban vuestras cabezas acabarán aterrizando en el agua..

Una noche acabarás debajo de un edredón rojo con decenas de pañuelos usados. Ahí sí que lloraras. Llegará un momento en el que no sepas a quién acudir, y abrirás tus cajones. Allí me encontrarás. Con una buena capa de polvo, o quizá a buen recaudo. Te entrará una taquicardia y cogerás el móvil para enviarme un mensaje. No estaré. Me llamarás y te darás cuenta de que he cambiado de número, y buscarás entre amigos conocidos de los dos a alguien que te cuente qué fue de mí.

Sabrás de mí, y llegará un momento en el que te encuentres un puzle que te regalé tiempo atrás. Un puzle que no hiciste porque según tú, no me querías y lo guardaste detrás del armario.

Porque si llego a estar, pégame un tortazo bien fuerte, ya que seré el tío más gilipollas del mundo al seguir esperándote.
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