Aprender a hacer el bien

Plácido Cabrera
25/08/2017
 Actualizado a 10/07/2019
Hacer el bien a veces no es tarea fácil y sencilla. Frecuentemente queremos hacer el bien, sin embargo, demasiadas veces el resultado de nuestras acciones muestran que no sabemos hacerlo o nos resulta difícil.

Hacer el bien, como todas las cosas, supone dedicación, esfuerzo, tiempo y no desalentarnos por los errores y las equivocaciones.

En un artículo reciente el profesor Sánchez Cámara, Catedrático de Filosofía del Derecho, recordaba que en un libro que había utilizado en su niñez figuraba una cita de Eugeni d’Ors «Todo pasa. Pasan pompas y vanidades, pasa la nombradía como la oscuridad. Nada quedará, a fin de cuentas, de lo que hoy es la dulzura o el dolor de tus horas, su fatiga o su satisfacción.

Una cosa sola, Aprendiz, Estudiante, hijo mío, una sola cosa te será contada, y es tu Obra Bien Hecha».

En ese artículo también recogía unas palabras de Torrente Ballester, al comienzo de su antología y después de expresar su confianza en la vida eterna: «Naciste hombre, y hombre serás eternamente. Y has sido puesto en el mundo precisamente para vivir entre hombres, para sufrir y gozar con ellos, y para hacer con ellos, entre ellos, tu vida, minuto a minuto. Porque, al hacerte hombre, se te dio una vida para que la vayas haciendo: una vida de la que serás responsable».

Pienso que son unos textos que pueden ayudarnos a vivir con serenidad pero con mucha responsabilidad personal y colectiva.

Con el paso del tiempo todas las personas cada vez somos más conscientes de que nuestro aprendizaje no termina nunca, que es una tarea inacabable y que supone un esfuerzo continuo.
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