12/03/2024
 Actualizado a 12/03/2024
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Deberíamos estar acostumbrados a las salidas de pata de banco a las que nos tiene acostumbrados la presidenta de la cuna del requiebro y del chotis y lo del día del hombre teníamos que haberlo visto venir, por absurdo, como lo son la mayor parte de sus ocurrencias. Absurdo pero no casual. Quien piense, porque lo parece, que es un desvarío de último momento, se equivoca. Comentarios simples, diseñados para penetrar en mentes hastiadas del bombardeo de información sesgada y dirigida que nos rodea. Tan simples como dañinos y asusta pensar cómo puede alguien apostar, y no con poco éxito, que puedan calar en la sociedad. No son casuales si en poco tiempo escuchas al parroquiano del bar de abajo decir «eso, eso... ¿Y el día del hombre?». No es absurdo porque ya exista el día del hombre, algo que les importa poco a quienes lanzan estos mensajes y es que hay un día internacional para casi todo, sino porque el día del hombre han sido y son todos los días del año desde que el mundo existe. El peligro aparece cuando un partido como es el popular asume las tesis de partidos antisistema de extrema izquierda y aprovecha este día de reivindicación para lanzar su basura populista, el mismo día que Milei anuncia en Argentina que retira el nombre del salón de las mujeres en la Casa Rosada.

El feminismo por su pluralidad y su universalidad es difícilmente capitalizado por nadie, y miren que lo han intentado, por eso es un objetivo prioritario de los totalitarismos. Sólo hace falta fijarse en los mensajes de la ultraderecha, una mujer de morado utilizando un lenguaje inclusivo les cabrea más que un catalán con la senyera de calçotada. El feminismo ahora es atacado por la divergencia de opiniones en asuntos legislativos de gran calado, como si por ser mujeres tuviéramos la obligación de ponernos de acuerdo en todo, la diversidad no es inconveniente, la división sí, porque el verdadero enemigo no es pequeño, siempre ha estado ahí y la violencia machista, que mata a muchas mujeres, desgraciadamente no deja de recordárnoslo. Quizá «las buenas feministas» deberían recordar que eso de decir a las mujeres lo que tenemos que pensar, hacer o sentir es lo que ha hecho el patriarcado siempre y quizás, sólo quizás, las nuevas generaciones deberían pensar que están donde están por la lucha de muchas mujeres, como las «feministas clásicas» podrían asumir que la sociedad no deja de cambiar y ahora al feminismo le toca enfrentar nuevas realidades que no puede rechazar porque rompan sus férreas tesis o acaso no se trata de eso, de romper techos de cristal, convencionalismos y discriminaciones.

Los movimientos son como las relaciones, en las que se discute son eternas, porque están vivas y llenas de sentimientos, eso pasa con el feminismo , a pesar de que quieran ridiculizarlo, atacarlo y menospreciarlo siempre seguirá vivo mientras haya mujeres que no están dispuestas a asumir una predeterminada posición en la sociedad que les ha tocado vivir y esas somos cada vez más, por eso es preocupante que en nuestra provincia la foto fija de la actualidad política y social esté cada vez más masculinizada y no al contrario, como cabría esperar, aunque quede mucho camino por andar. Este hecho no sólo evidencia el machismo que paradójicamente cada vez es más recalcitrante en política en algunos lugares en contra de lo que ocurre en muchas profesiones que en el pasado estuvieron muy masculinizadas, también es muestra de una sociedad con cada vez menos relevo generacional, cada vez más pequeña y provinciana, contra esto también hay que alzarse y luchar contra ello y contra los que prefieren quemarlo todo con tal de ser los reyes de las cenizas.

 

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