Los más mayores recordarán ‘La Codorniz’, la revista más audaz para el lector más inteligente, según su cabecera rezaba. Los más jóvenes, probablemente ni tan siquiera les sonará lo del «sifón», que era un agua carbonatada básicamente sin sabor determinado que se añadía a otras bebidas para aguarlas y gasearla, algo así como no añadir nada a la nada. Así que, nada con sifón era… como si nada.
Pues eso, más o menos, es lo que pasó el jueves de la pasada semana, en el que en las Cortes Generales se habló de León, y el ministro de Transporte, algo así como el gobierno, también.
Más, nuestro gozo en un pozo.
¿Por dónde empezamos? Por el Emperador, por ejemplo. Comprendo que es muy difícil poner en uso antiguos teatros o cines cuando los aforos y las nuevas formas de espectáculos se dan de tortas, pero es preferible decir la verdad que dar una patada a seguir, aunque esa patada cueste un dinero sin resultados. Se le ha destinado a Centro Nacional de Artes Escénicas y de las Músicas Históricas. Sólo le faltaba añadir al título «y de los Grandes Expresos Europeos», y ya tendríamos la bomba. Y así estamos, con la pelota rodando, pero nada más.
Podemos seguir con la ampliación del Parador, que sí, que ya, que lo estamos estudiando. Lo he escrito muchas veces: Las circunstancias que lanzaron el hotel, la falta de plazas ya no existe. Mientras los demás establecimientos hoteleros de la ciudad han tenido ocupaciones que rozan el 100 %, el Parador ha estado en el 85 %. Con esos datos, ampliar la oferta sería empresarialmente una tontería, salvo, claro, que por ser estatal, tenga que ser deficitario y que el erario cargue con el muerto. Así que, en la reunión, buenas palabras, grandes expectativas, pero la vida sigue igual.
Feve. ¡Ay Feve!. Cualquier día se cerrará temporalmente para una reparación ocasional (que falta hace), y no se volverá a abrir. Además, resulta que diez incidencias semanales, para un trazado de ese tamaño, con una frecuencia minúscula y una ocupación de risa, es ¿cómo lo calificaba Renfe? Ah sí, «puntuales». Ná de ná.
El soterramiento en San Andrés. Ni tocarlo. Ya podemos decir lo que queramos. Estampitas a cambio, grandes y de colores, sí. Soterrar no. Ni lo sueñe usted querido amigo.
Estudios de viabilidad y licitaciones para el Manzanal, y unos cuantas carreteras más, varios, en marcha, progresan adecuadamente.
¿El tramo de ferrocarril de la Ruta de la Plata? Estamos considerándolo. Cerrado está, un día se cerró (¡Ay, Feve!). Y mira que la experiencia nos está diciendo que el trazado radial del ferrocarril pasando por Madrid está generando problemas sin cuento y en cascada, que esa estructura centralista genera atascos y que una incidencia en Madrid nos deja a todos incomunicados, y que una red reticular limitaría enormemente los problemas. Pero me temo que …
Torneros ni se menciona.
Menos mal que lo de convertir La Virgen del Camino en terminal de carga sí que parece que se pone en marcha. Pero uno ya no se fía, porque no es la primera vez (ni la segunda), que esto se anuncia. Ya hace unos ocho años se inició un proceso similar: el aeropuerto de León, como realmente toda la provincia, tiene la situación geográfica ideal para ser el centro logístico del noroeste (hasta los romanos lo entendieron), está en un pasillo aéreo bastante libre, tiene espacio llano muy sobrado para las instalaciones auxiliares necesarias y está bien comunicado. El aeropuerto de Vitoria era el mayor puerto pesquero de España, aunque cuando Mercadona convirtió el de Zaragoza en su central de recepción y manufactura de pescados le quitó parte de su negocio. ¿Porqué, aquí, no puede haber algo parecido, de pescado o de lo que sea?
Y para concluir el día (el día 16, se entiende), en el Congreso se reconoce el abandono de la provincia. Se hace, toma castañas, con la abstención del gobierno, o sea PSOE y Sumar, y, tócate las narices, la oposición de los ricos, léase ERC, Junts y Bildu. Los primeros mirando para otro lado, mientras a los segundos, con una renta per cápita que en algunos casos casi nos duplica, todo les parece poco.
Y nosotros, con estos pelos. O sea, calvos.
