Omaña, tierra de bosques y montañas: La Campona

El acebal de Villanueva y el Pico La Campona, un bosque para andar en el valle y una cumbre para dominar las altas montañas

Vicente García
30/11/2018
 Actualizado a 19/09/2019
El valle del arroyo del Acebal. | VICENTE GARCÍA
El valle del arroyo del Acebal. | VICENTE GARCÍA
Visitar Omaña es siempre recibir nuevas sensaciones. La última ruta expuesta en estas páginas ascendía a las cumbres gemelas del Tambarón y la Peñona, cimas emblemáticas de la zona.

Para preparar la ascensión es preciso agradecer las informaciones recopiladas en diversos blogs, así como de la misma ruta del libro sobre Omaña editado por la Calecha.

Comienza el camino en la localidad de Villanueva de Omaña que tiene varios barrios y hay que cruzar el puente sobre el río Omaña, seguir por las estrechas calles hasta llegar a un espacio para aparcar. Desde allí se sale, siguiendo la calle paralela al Río Pequeño que al poco de salir del pueblo cruza una cancilla peatonal que hay que dejar cerrada. Casi un kilómetro después se llega a una nave de ganado y el camino discurre por su izquierda hasta descender al río, que se cruza y se sigue de nuevo paralelo por la orilla opuesta. Desde este punto el camino comienza a ascender con rampas más pendientes y tramos más llanos y pronto se interna en un magnífico acebal que destaca por el verdor de sus hojas en estos momentos en los que amarillean y toman los distintos tonos del otoño, o bien se encuentran por el suelo bajo los árboles que se han visto hasta el inicio del acebal. El acebal es largo, casi medio kilómetro, y luego hay un corto tramo de abedules para continuar con algunos acebos más. Sigue el camino por el valle del río Pequeño, pero entrando en las varias cabeceras que tiene. Se cruzan varios arroyos bien canalizados y de pronto, al llegar al arroyo de cabecera, el camino da un brusco giro, saliendo del valle hacia la loma y sube hasta el lugar denominado la campa, que es muy reducida, pero el camino continúa aunque comienza a bajar; baja y baja bastantes metros de los que se habían ascendido hasta el momento, dando la impresión de regresar al pueblo, pero no, de repente gira de nuevo a la izquierda bajando hacia el arroyo del acebal, a través de un nuevo bosque de acebos bastante más poblado que los anteriores. En la parte más baja se encuentran las praderas a la derecha. Se llega por fin al arroyo, que es el final del camino, y hacia la derecha del arroyo se percibe una senda estrecha que sube a través del bosque y que hay que tratar no perder, ya que queda algo más de medio kilómetro para la collada y además de fuerte subida, pues desde el inicio del sendero se suben casi 200 metros y casi al final las escobas con la nieve crean sus problemas, aunque sin nieve pueden ser molestas pero no tanto.

Llegados al collado del Acebal comienzan a verse las montañas de ambos lados de los dos valles: el valle Gordo y el Pequeño y el amplio camino tras la alambrada. A la izquierda un pequeño montículo, el Corón, mientras que a la derecha, por la ruta que se debe seguir, se ven las estribaciones de las Peñas del Miro. Hay que subir un poco paralelos a la valla hasta encontrar una portilla peatonal, abrirla y pasar, pues la valla está bien reforzada, cerrándola después de haber pasado. Está entre unas escobas y es mejor buscarla bien.

Lo siguiente es subir por un buen camino cuesta arriba, no tan empinado como el sendero, pero largo, poco menos de dos kilómetros, se pasa al lado de las Peñas del Miro y tras subir a lo largo del Arzado se pasa una cancilla para descender ligeramente hasta el collado donde se deberá volver más tarde, pues sale el camino de regreso a Villanueva. Desde el collado hay una corta subida hasta la cumbre donde hay que llegar desde el camino por un escobal y subirse unas rocas. La cima está coronada por un vértice geodésico, que aprovechan para colocar el cartel de coto de caza, y desde allí se contemplan las cumbres más importantes de las Omañas: La sierra de Villabandín al norte: la Cañada y la Peña de la Arena, así como la Sierra de la Filera. Al oeste las cumbres de Tambarón, Peña Cefera y Arcos del Agua, el Suspirón y otras cimas más alejadas como el Catoute, el Nevadín y Valdeiglesias, aasí como las lacianiegas del Muxivén y Cornón.

El regreso se realiza bajando por donde se ha subido y al llegar a la parte baja se toma un camino a la izquierda que desciende en una gran revuelta hasta la Cabaña, que es un aprisco circular de piedras con una caseta del mismo material, muy limpia para comer y descansar pero no tiene espacio para dormir por lo pequeña que es. El camino continúa entre robledales y algún que otro abedul. En un momento determinado se ve perfectamente el recorrido de la subida por el Río Pequeño hasta la collada del Acebal, luego el camino sigue y en una vuelta del mismo se puede asomar el caminante a unas rocas donde se ve el fondo del valle y Villanueva. Se sigue por el bosque hasta llegar a una zona con poco arbolado y tras una serie de revueltas con buenas vistas al pueblo al que se llega por el camino finalizando así la ruta.
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