ODS 6: Agua limpia y saneamiento en el Bierzo

Cuando las aguas del Mar Menor veas matar, pon las de Bárcena a salvar / Especular con el agua del Embalse de Bárcena es jugar con la vida y el futuro del Bierzo.

Valentín Carrera
04/11/2019
 Actualizado a 04/11/2019
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En nuestro mundo de Yupi, el Primer Mundo, nos parece «corriente» abrir a chorro los grifos de nuestros baños y bañeras, jacuzzis y piscinas, y dejar que corra el agua mientras nos lavamos los dientes o se calienta la ducha al gusto de la sensible piel de Yupi. Nos parece anodino y casi gratuito regar el césped de jardines y estadios, o baldear calles con potentes manguerazos de agua potable clorada y depurada, con un alto coste ambiental.

También hemos normalizado pagar cuatro euros por medio litro de agua embotellada en plástico y transportada por un camión a 600 km de distancia. Pero todo ello es una completa aberración, una práctica insostenible sobre la que debemos reflexionar y corregir el rumbo de toda la sociedad, desde el niño que lleva su botellita en la mochila a las empresas que corrompen los ríos, pasando por ayuntamientos que miran para otro lado.

Las Metas del ODS 6 pasan por el uso racional y eficiente del agua, un bien cada día más escaso, aunque parezca que hoy cae sobre nuestras cabezas el diluvio: lo que cae muchas veces es lluvia ácida, agua contaminada, porque también los filtros de la tierra y del aire están ya contaminados. Los ecosistemas acuáticos están amenazados en zonas inmensas del planeta, pero también en la Castilla desertizada y en El Bierzo saqueado.

Como otros muchos lugares donde cogobiernan la desidia y la ignorancia, los bercianos y bercianas llevamos décadas echando la mierda al río, arrasando arroyos, manantiales, valles enteros sembrados de chamizos y canteras de pizarra que envenenan los cauces. Una lavadora vieja, al río; un colchón meado, a la reguera: son muchos años de malas costumbres. Algo ha mejorado, pero muy poco, la vigilancia de escombros furtivos, cuya limpieza pagamos todos. Los ayuntamientos están en otras vainas, en dar permisos a las canteras y escombreras a listillos que, una vez exprimido el negocio, dejan la comarca llena de cicatrices. No son empresarios, son depredadores del medio ambiente.

En su conducta subyace una idea fija: privatizar la riqueza pública. No está escrito en ningún evangelio que las minas y el subsuelo sean o puedan ser propiedad privada de unos pocos. El subsuelo de Fabero es de sus habitantes y la riqueza minera del Bierzo, de todos los bercianos. ¿O es que esto aún no lo vemos claro? No hablo solo del carbón, sino del oro de las Médulas (en Asturias hay nuevas explotaciones en marcha), del wólfram o del uranio que aparezca mañana.

Lo mismo ocurre con ríos, presas y embalses: el agua es pública, de todos, no podemos permitir que se privatice. De pronto, una multinacional de colas y refrescos, obtiene -pagando unas tasas ridículas- el monopolio de un manantial, de un inmenso tesoro que ni siquiera pertenece a esta generación yupi, que se lo bebe todo con hielo y burbujas, sino a las generaciones que nos precedieron y a las que vendrán. Sousa, Mondariz, Bezoya o Folgoso de la Ribera, ¿quién os ha dado licencia para este saqueo, para esta privatización de lo público?

Luego están ciertas industrias que consideran el agua de todos como parte de su negocio, y enchufan a nuestros embalses potentes tuberías, como ahora pretende Forestalia en Bárcena, pagando un canon de risa. La alarma debería encenderse en El Bierzo, o quizás no despertemos del mundo de Yupi hasta que nuestro pantano de Bárcena esté tan muerto como el Mar Menor de Murcia.

El ODS 6, Agua limpia, interpela a las Administraciones públicas del Bierzo, empezando por ayuntamientos como los de Ponferrada, Cubillos, Bembibre o Folgoso, y en especial a la Confederación Hidrográfica Miño-Sil que ha pasado por alto en sus últimos permisos la más elemental prudencia.

Si la Agenda 2030 es algo más que «parole, parole…», antes de autorizar ningún enganche industrial en Bárcena, tenemos una preciosa ocasión para hacer un estudio serio, científico, objetivo del ecosistema de Bárcena, de su deterioro y putrefacción, de la calidad de sus aguas superficiales y profundas, de su evolución previsible, y de las medidas preventivas necesarias para proteger algo tan básico como el agua que bebemos más de cien mil bercianos y con la que regamos nuestras huertas y frutales. No deberíamos dejar que nadie juegue o especule con esto, porque es jugar con la vida y el futuro del Bierzo. #ODSéateBierzo!

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