"Nos están tangando 400 profesores en León desde los recortes del 2010"

Javier Ampudia, presidente de la Junta de Personal Docente, repasa los problemas de la enseñanza pública en su nueva etapa como portavoz del profesorado

Víctor S. Vélez
26/02/2023
 Actualizado a 26/02/2023
Javier Ampudia. | JESÚS F. SALVADORES
Javier Ampudia. | JESÚS F. SALVADORES
Javier Ampudia vuelve a ser presidente de la Junta de Personal Docente (JPD) de León. En estas primeras semanas de una nueva etapa como portavoz del profesorado leonés asegura haberse encontrado con "exactamente los mismos problemas" que años atrás. No obstante, sigue sin dar su brazo a torcer y continúa dando sus propuestas para combatir los problemas de la escuela rural, la alta tasas de interinidad, la escasez en las plantillas, las posibles injerencias políticas en el aula o algunos proyectos educativos que continúan pendientes en la provincia.

–¿Cuáles son las principales líneas de actuación que quiere emprender en esta nueva etapa en la JPD?
–La JPD es el órgano de representación de todo el profesorado público de la provincia. Tenemos una función de intermediario entre la Administración y el profesorado y en eso es en lo que estamos, en solucionar problemas de los centros públicos y en la defensa pública. Esto lo hacemos ahora, en plena época de escolarización, concienciando a las familias con la ayuda de Felampa y otros grupos. La enseñanza pública llega a todos, es gratuita, atiende a todo tipo de personas sin preguntar, no es dogmática o adoctrinadora…

–¿Qué es lo más urgente de solucionar en el profesorado leonés?
–Las deficiencias en los centros. En estas últimas semanas se han puesto de relieve los problemas que hay en algunos centros en concretos, como el San Claudio o el Quevedo, pero a la JPD no nos gusta poner el foco en ninguno porque la sociedad si ve deficiencias no manda allí a sus hijos. San Claudio y Quevedo son, de hecho, los centros de mayor demanda de familias en León. Mucho más que los de la concertada. Tienen servicios educativos como la enseñanza del alemán en San Claudio o el ‘British Council’ en el Quevedo. Incidir en sus deficiencias es ridículo, en comparación con sus servicios educativos. Esto lo digo con la mano sobre La Biblia: ningún alcalde de los que ha habido en León se ha preocupado por el mantenimiento de los colegios públicos. El mantenimiento es algo que atañe a los ayuntamientos, la construcción es de la Junta. Ahora estamos con José Antonio Diez y no se ha preocupado del mantenimiento de colegios como debería haber hecho. Hay partidas económicas muy escuetas que indican que no es su prioridad. Lo que se ha gastado en Ordoño y en el final de Padre Isla, creo que entre las dos obras es 1,6 millones de euros. Con ese dinero se solucionan todas las deficiencias de todos los centros de León. Incluso de San Andrés, que si en León hay deficiencias allí hay más y la alcaldesa se preocupa incluso menos. Estamos pendientes de que el alcalde de León nos reciba. Le hemos pedido una cita y ni siquiera nos ha contestado. Es el mismo maltrato que nos confiere la Junta.

Estos de Vox está hablando siempre de adoctrinamiento y los únicos que sí que quieren adoctrinar son ellos–Afirman que la interinidad triplica el máximo permitido en León ¿Han sacado algún compromiso para reducirla?
–Tenemos un acuerdo a nivel nacional y autonómico de dejar la interinidad en el ocho por ciento. Esto se ha querido conseguir con plazas de estabilización en el concurso de méritos, con un sistema tardío y complejo que tiene 311 páginas de personas admitidas y 240 excluidas. Eso indica que el nivel de desacierto en la comprobación de los requisitos es completamente penoso. No es normal que en 2023 haya un 80 por ciento de errores en cada baremación. No es nuevo: en 2015 la Consejería de Educación ya dio hasta tres soluciones definitivas de una baremación de interinos. En esto suspende, pero también en transparencia, en la falta de trato amable… Lo cierto es que los problemas son exactamente los mismos que había con el traspaso de transferencias educativas a las comunidades en el curso 1999/2000.

–También reclaman que se actualice el pago por kilometraje a los docentes itinerantes, ¿cuánto debería aumentar?
–Es un problema que atañe a la Junta y al Estado. El Estado podría haber cambiado la legislación y no lo ha hecho. Son 19 céntimos por kilómetro por utilizar nuestro coche para la Administración, porque ni nosotros ni médicos conseguimos los vehículos para movernos. En León son unos 400 docentes itinerantes que están obligados a ir a 20, 30 o 70 kilómetros cada día. A los 19 céntimos por kilómetros se añaden dos factores de compensación: uno de nueve euros y otro que difícilmente pasa de 19. Tenemos hecho un estudio que indica que el mínimo que nos deberían haber subido es el 63 por ciento, por lo menos a 0,61 euros por kilómetro para no perder dinero. No solo es el pago de la gasolina, es el mantenimiento, seguros… Estamos perdiendo dinero y desde hace mucho. Luego, cuando salimos a estancias se pagan unas dietas por mantenimiento y alojamiento en las que la máxima es de 103 euros para desayunar, comer, cenar y dormir.

–Otra reivindicación histórica es la bajada de ratios ¿Qué es lo que pide el profesorado leonés?
–Tenemos el acuerdo firmado el año pasado que se aplicó por primera vez este curso y en el que no todos los sindicatos de la JPD han firmado el acuerdo. En mi opinión, se ha aplicado deficientemente el acuerdo y sin vocación de hacerlo bien. Se centra en la ratio y en las horas de jornada semanal. La aplicación del horario sí que tiene muchas críticas. En Primaria, se ha aplicado mejor lo de bajar de 25 a 24 horas. En Secundaria, solamente se ha aplicado de una manera penosa y donde no ha costado dinero. El acuerdo no ha servido para ampliar la contratación, que era uno de los acuerdos. En ratios, sí. La ratio de Primaria es de 22 a 25 y ha ocurrido en la mayoría de las veces. Esperamos que el próximo curso se cumpla todo esto con mayor diligencia. Tenemos un problema con que Mañueco nos quitó a los docentes los sexenios y empeoró la estructura retributiva que ya venía mal desde 2010 cuando Zapatero nos recortó el sueldo, los trienios y las pagas extras. Las subidas de sueldos han sido insuficientes, en 2022 nos subieron un tres por ciento y el IPC lo hace en el 8,5 por ciento.

–También reclaman crear más plazas ¿Cuántos docentes hacen falta en León?
–Con los recortes de 2010 nos quitaron 550 profesores. Un hachazo. Calculamos que, con los descuentos que pueda haber por los descensos demográficos que ha habido hasta ahora, necesitamos entre 460 y 475 maestros y profesores para volver a la estructura del 2010. No ha sido ni la décima parte y nos están tangando sobre 400 profesores en León desde aquellos recortes. Hay otras cuestiones que nos afectan, como que no han publicado a tiempo los decretos para hacer las programaciones de la nueva ley, que tiene un cambio de concepto total para la evaluación por competencias. Esto es un cambio de modelo completo y los exámenes ya no pueden ser como eran. Hay que buscar las competencias, pero sin desdeñar los conocimientos. En este punto, la Administración no está cumpliendo con su papel de dar asesoramiento. No nos responden y creemos que es porque ni siquiera ellos lo saben. También la Ley de Función Pública que se está negociando será como una losa para nosotros en vez de un apoyo. Por ejemplo, con la jubilación parcial voluntaria la tienen todos los trabajadores menos nosotros y la evaluación del rendimiento, la jornada de 35 horas, la recuperación de la estructura retributiva del 2010…

–¿Cómo valoran la progresiva implantación de la gratuidad educativa que se está haciendo en menores de tres años?
–Es un resumen exacto de cómo la Consejería de Educación favorece la enseñanza privada y concertada. Esto ha sido siempre, no solo ahora. En uno de los acuerdos firmados en el traspaso de competencias de 1999 se apuntaba que se mantendría la estructura del 65 por ciento de matriculación para la enseñanza pública y el 35 por ciento de la privada y concertada. Esto se ha volatilizado hasta el punto de que hoy en día en la ciudad de León tenemos el 70 por ciento en enseñanza concertada de cero a tres años y 30 por ciento en la pública. Se ha revertido la situación firmada. El problema es que la concertada atrae miles de millones de fondos públicos que son necesarios para la enseñanza pública para favorecer a una estructura mínima de la sociedad.

–Las quejas también son frecuentes en la Formación Profesional (FP) ¿Cómo se deben fortalecer estas enseñanzas?
–La FP siempre ha sido utilizada por los políticos de todo cuño como una de esas maneras que tienen para domesticar a la ciudadanía diciendo que es el futuro y que van a hacer todo lo posible por ella. No han dado ni la mitad de lo que deberían dar. Todavía hay muchos ciclos con una estructura legislativa de Logse y los más modernos son de la LOE, de 2006. Esto deja claro que no se preocupan demasiado de la FP y no lo actualizan legalmente. Además, los nuevos ciclos se los autorizan a empresas privadas. Muchos de esos ciclos son demandados por centros públicos referenciales como el Giner de los Ríos, Padre Isla, Tecnológico Industrial o Ciudad de León, pero la Consejería mira para otro lado y se los concede a empresas privadas. En algún caso, a empresas privadas que vienen de otras comunidades autónomas en las que han cometido pufos.

Pocos nos creemos ya un Pacto de Estado por la Educación. El término ya está hasta deslavazado–La escuela rural también arrastra crisis y cierres desde hace décadas ¿Es reconducible la situación? ¿Qué más se puede hacer más allá de flexibilizar ratios a tres y cuatro alumnos?
–Las escuelas con tres y cuatro alumnos son el caso más extremo y es una labor heroica. Los padres con niños son los que tiran del pueblo. Es muy difícil de solucionar en la zona rural con localidades más pequeñas. Pero la zona rural leonesa es extraordinariamente grande y no solo hay localidades pequeñas. Hay localidades medianas que tienen necesidades y no se les está ayudando y también otros sitios como Sahagún, Cistierna o Bembibre que son zonas rurales y en los que la Junta no está haciendo lo que debe hacer. Lo que debe hacer es algo tan sencillo como garantizar que estos alumnos tengan los mismos servicios que en León y Ponferrada. Esto no lo hace, ni lo ha hecho nunca. Todos querrían tener la posibilidad de un Bachillerato de Excelencia o con toda la optatividad. Eso no ocurre. Hay ratios bajísimas y la Administración dice que si, por ejemplo, solo hay cuatro jóvenes apuntados a Dibujo Técnico se quita ¿Por qué se admite que haya tres o cuatro niños en una escuela unitaria en Los Ancares y no tres o cuatro adolescentes en Dibujo Técnico en Valencia de Don Juan? Nunca han puesto toda la carne en el asador para que los servicios educativos que hay en la zona rural sean iguales o parecidos a los de la ciudad.

–En cuanto a proyectos que comienzan a ver la luz como el conservatorio y el instituto de Villaquilambre, ¿se cumplen las pretensiones?
–Tenemos dos plataformas a los que la JPD ha apoyado desde el principio y compartimos todas sus demandas. En el conservatorio, dicen que es tardío. Desde 2006 o 2007 estamos pidiendo un conservatorio nuestro porque el edificio que se ocupa es propiedad de la Diputación. Acordémonos que vino Silván y nos quiso llevar a la ‘panza’ del Estadio Reino de León. Una decisión contestada con cientos de personas en la calle para otro de los proyectos fantasma de Silván. Gracias al apoyo popular se consiguió domar a la Junta, que no quería para nada construirlo. No obstante, no es ni con mucho lo que se firmó en un primer momento: se han reducido espacios para aulas y el salón de actos, los montacargas no tienen las medidas adecuadas… Con el instituto de Villaquilambre pasa igual. Es verdad que no se firmó un instituto con ciclos de FP, pero siempre se demandó y esta es la primera falta que tuvo el alcalde de Villaquilambre. Este es un municipio con mucha población y algo de industria, la cual requiere mano de obra que podría salir de un ciclo formativo. Concretamente, de tipo sanitario y de laboratorios como los que hay en el término municipal. Era una ocasión que ni pintada para que el instituto tuviese algún ciclo para cubrir esa mano de obra. No se crean ciclos de FP y se dan a una academia asturiana que se sitúa, seguramente con información privilegiada, en el término municipal para un beneficio. Incluso, incluiría aquí pequeñas sospechas de corruptela.

–¿Consideran que está habiendo injerencias, especialmente con el socio de gobierno autonómico, en la Educación?
–Afortunadamente, no estamos teniendo injerencias. Hubo un intento antes de estar en el Gobierno con el pin parental, como tuvo incidencia en Murcia. Aquello fue tremendamente contestado por la JPD, los sindicatos, los mismos centros… Es una medida totalmente ridícula. De momento, ahora no hay nada pero estamos preparados. Estos de Vox siempre están hablando de adoctrinamiento y los únicos que sí que quieren adoctrinan son ellos ¿Cómo se va a adoctrinar aquí a alguien si cada uno es de su padre y de su madre? No está en el ADN de los trabajadores de la enseñanza pública el adoctrinar. Queremos impartir valores como la tolerancia, la libertad, el espíritu crítico, la empatía…

–Desde sectores leonesistas también se apunta a adoctrinamiento en las aulas en torno a la cuestión autonómica ¿Considera que es así? ¿Se oculta o diluye la historia del Reino de León?
–Una vez que se conformaron las comunidades autónomas, aunque eso no fuera por buen término desde el principio para nosotros, es tremendamente difícil deshacer eso. Voluntariosamente, hay profesores que lo hacen. Otros no lo hacen. No hay planes de estudio que lo aborden. Es verdad que hay colegios e institutos en los que sí que se trata en Sociales o en Geografía e Historia, pero no es una línea prioritaria de la Junta de Castilla y León mantener eso e informar de las dos regiones. Es algo voluntarioso de los profesores.

–A nivel nacional continúan sucediéndose las leyes educativas casi a la par de los gobiernos, ¿para cuándo el tantas veces reclamado Pacto de Estado?
–Quizá sea la cuestión más importante en Educación, pero se ha hablado tanto y dicho tanto que el término ya está hasta deslavazado. Pocos nos creemos ya un Pacto de Estado. Pudimos tenerlo con Gabilondo, pero se volatilizó por el nacionalismo y por la Religión y la concertada. La fuerza de la Conferencia Episcopal y el nacionalismo en España impidieron el Pacto de Estado que estuvimos a punto de suscribir. Hasta el último día fue sí, hasta que Cataluña dijo que no por exigencias de las horas de castellano en las clases y la concertada también puso sus exigencias ¿Va a cambiar eso en 2023? Si el nacionalismo está peor y la concertada está más soberbia… En la JPD estamos convencidos que todos diríamos que es el primer problema que hay que solucionar. Mientras no haya un Pacto de Estado todos estos problemas que he señalado no se podrán solucionar y vamos a vernos sometidos a que cada Gobierno haga su ley.

–Otro Pacto de Estado que se ha pedido en la alguna ocasión es uno contra el acoso escolar ¿Comienza a haber resultados en la lucha contra el 'bullying'?
–Los centros públicos están trabajando esto mucho y de manera denodada. Se están consiguiendo avances, aunque las condiciones no son las mejores porque las redes sociales se escapan al ámbito educativo. Es muy difícil sugestionar a los jóvenes para que una vez salgan de clase no hagan 'bullying', pero es lo que se está haciendo a través de una labor encomiable de maestros y profesores en educación e inteligencia emocional. El control de la ira, del enfado y darse cuenta de lo que pasa. Es una labor increíble que no se publicita mucho en la enseñanza pública y la sociedad no lo sabe. Todo esto va en el buen camino, aunque las redes sociales hayan venido como una bomba atómica para un problema que no teníamos. Posiblemente, sí que hayan servido como acicate y motivación para que los docentes adquieran mañas y formas de trabajo para educar las emociones. Los chavales tienen una riqueza emocional que, muchas veces, nos da miles de vueltas a los adultos. En el control de la ira, en la tolerancia y en la empatía nos enseñan más ellos a nosotros que nosotros a ellos. Los docentes lo están haciendo lo mejor que pueden y yo sospecho que lo están solucionando.
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