Alfonso B&W

No eran marcianos

10/11/2022
 Actualizado a 10/11/2022
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Me atropellan los acontecimientos. O quizá sean los años –solo me queda uno para entrar en una cuarentena más dura y prolongada que las de la pandemia– los que hacen que la actualidad me aturulle y me confirme día a día que por desgracia no cabe un tonto más en casi ningún lugar en el que pongamos el foco o la grabadora.

Comenzando por lo más reciente, ya son dos los máximos responsables de la cosa pública estatal vinculada a la paleta y el hormigón que ponen cara de circunstancias cuando se les pregunta por la integración de Feve. Es esa cara que ponía yo cuando mi abuela me preguntaba si era el autor material del asalto a la cesta de los bollos o la que pondría si alguien quisiera que le explicase las bondades de ser vegetariano. En todo caso, quizá sea mejor que ignoren nuestra apreciada vía estrecha, porque sus antecesores la conocieron para dejarla maltrecha.

Pero es sin duda alguna en lo tocante a nuestra candidatura a ser cuna de la cosa pública espacial donde aquellos que nos pastorean han dado estos días el do de pecho admitiendo de forma involuntaria que en nuestro loable intento de asaltar las estrellas acabaremos de nuevo estrellados.

Mientras nuestro alcalde y nuestro rector trabajaban en una memoria que nos sirviese para atraer la tan disputada agencia, había quien a caballo entre León y Madrid tenía cerrada la cremallera buscando argumentos para mantener en pie su ya tambaleante tesis de que cuando los socialistas pastorean a este nuestro terruño le va bien. Quizá ya le habían advertido por wasap de que los milagros se dan con más frecuencia en Fátima que en León, aunque pocos días después se le abrió el cielo dejando pasar un rayo de luz. Pero no, no aterrizó un platillo volante con unos marcianos anunciando que instalarían aquí su embajada española, sino que aparecieron los responsables de la cosa autonómica desdiciéndose de su apoyo exclusivo a nuestra candidatura y quebrantando los requisitos fijados por los de la cosa estatal, cumpliéndose por tanto una vez más la máxima de que unos por otros, León cada vez más barrido.
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