Los personajes del tío Ful: Abundio, expanadero de Pobladura de Pelayo García

Lleva casi un siglo de historia y trabajo en el Páramo, desde Pobladura de Pelayo García, donde nació, vive y fue agricultor, panadero y una mente abierta a aprender cada día

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
30/06/2023
 Actualizado a 01/07/2023
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Nada más entrar al pasillo de su casa encuentras un paragüero lleno de cachas de madera talladas con figuras, cabezas de animales, o cuidadas figuras que Abundio Domínguez Casado crea con gran paciencia para entretener el tiempo. "Desde que falleció mi mujer es en lo que más me distrae".
- Y parece que no se me da mal; añade poniendo sobre la mesa una colección de llaveros con diversos motivos y algunas de las cachas que tiene por muchos rincones de la casa.
-¿Estas piezas de artesanía las hizo siempre?
- No hombre, cuando había que trabajar había que trabajar, que no fue nada fácil la vida que nos tocó, ni en el Páramoni en el tiempo, que ya voy para un siglo.
- ¡Menudo cambio cuando llegó el agua!...
- Y después la maquinaria, los tractores. Cambió la vida del todo.

Abundio, que acude a todas las citas culturales que hay en el pueblo, mantiene una cabeza privilegiada y recuerda perfectamente cómo fue la vida en el último siglo de Pobladura, del Páramo. Y sus oficios.
- ¿Fue agricultor?
- Claro, como todo el mundo en estas tierras, pero a mí me recuerdan sobre todo como el panadero del pueblo, que lo fui durante muchos años.

Habla largo y tendido de ese sacrificado e imprescindible oficio, de los tiempos en los que ‘se funcionaba’ con el trueque: "Kilo de trigo por kilo de pan, ellos me traían el trigo y yo les daba la hogaza". Y también el fracaso que supuso ‘el salto’ de panadero del pueblo a una cooperativa: "Tuvimos que deshacerla, el pan no da para todo, panaderos, oficinistas, furgonetas, conductores... no podía ser".

Pero, después de tantos oficios, Abundio repite el pasaje de su vida del que más orgulloso está. "Mi mujer enfermó y la cuidé en casa, cuando no pude pues en una residencia, pero no me separé de ella, hasta renuncié a una ayuda porque sólo era para ella y yo no podía ir a su lado. Y a eso no estaba dispuesto. La cuidé hasta el último día".
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