El envejecimiento de la población es una de las principales causas de esta evolución. Son muchas las personas mayores que residen solas por diferentes circunstancias como no tener familia, carecer de recursos económicos o que los hijos vivan fuera de la ciudad. Y precisamente ellas suelen protagonizar las salidas por incidentes sanitarios que realizan de forma recurrente los Bomberos del Ayuntamiento de León, que tienen como objetivo principal abrir las puertas de la vivienda en la que una persona de avanzada edad se caído o ha sufrido otro tipo de indisposición para dar acceso a los servicios sanitarios.
Entre enero y mediados de noviembre del pasado año, el parque de la capital ha contabilizado un total de 161 salidas por incidentes sanitarios, lo que supone un 20 por ciento de su actividad total. «Los incidentes sanitarios con personas de edad avanzada cada vez son más comunes», asegura Omar Álvarez, oficial superior de los Bomberos de León.La mayoría corresponden a caídas.


De igual forma, el jefe de los Bomberos de León llama a la prevención: contar con un sistema de teleasistencia para que la respuesta sea más inmediata en caso de que se produzca un incidente sanitario, eliminar de la vivienda objetos que puedan suponer un riesgo para las personas con movilidad reducida como pueden ser las alfombras o el simple hecho de dejar una copia de la llave a un vecino sirven para «evitar daños importantes para la salud de la persona».
La apertura de puertas por incidentes sanitarios se ha convertido en algo totalmente común en el trabajo diario de los bomberos. «Algún servicio ha contabilizado hasta cinco salidas por este tema», confirma el jefe del parque de la capital leonesa. Junto a los incendios propiamente dichos y las intervenciones para asegurar fachadas por caídas de cascotes, suponen un importante porcentaje de su labor y está previsto que vayan ocupando cada vez mayores recursos. «Cada vez hay más gente sola y abandonada y es una incidencia que nos vamos a encontrar cada vez más por el envejecimiento de la población», teme Omar Álvarez.
Las alfombras, una 'trampa' que incrementa el riesgo
La alfombra es un objeto común en muchos hogares. Piezas que cubren el suelo de salones, habitaciones o pasillos y que forman parte de la decoración habitual de una vivienda. Sin embargo, cuando una persona mayor vive sola y tiene dificultades de movilidad, caminando con la ayuda de un andador o un bastón, un simple doblez puede convertirse en una ‘trampa’. «Las alfombras son un elemento de riesgo para un piso donde viven personas con movilidad reducida y es algo evitable», recuerda el oficial superior del parque de Bomberos de León, Omar Álvarez, asegurando que hay «muchísimas caídas provocadas por alfombras» en los incidentes sanitarios en los que intervienen.Vuelta a las estufas y a las chimeneas: más económico pero más peligroso
El coste de llenar el depósito de gasóleo de la calefacción se ha disparado este año y son muchas las familias leonesas que están teniendo que recurrir a métodos tradicionales para caldear su hogar durante este invierno. Chimeneas y estufas de gas son las opciones más económicas para paliar el frío, teniendo en cuenta además que el uso de radiadores eléctricos contribuye a incrementar aún más la factura de la luz.Todas estas fórmulas son más baratas, pero a la vez entrañan mayores riesgos. Los Bomberos de León están notando ya los efectos de este regreso a los métodos de climatización más antiguos y «todavía queda mucho invierno».
«La realidad es que ahora mismo la gente apaga la calefacción de gasoil y pone estufas porque es más barato, y eso genera cierto riesgo sobre todo cuando hay gente mayor», asegura Omar Álvarez, oficial superior del parque de la capital.
«Una chimenea sin el mantenimiento adecuado te puede generar la presencia de humo en la vivienda o de otro tipo de gases que te pueden causar la muerte o daños importantes», alerta Álvarez en referencia al monóxido de carbono, que provoca decenas de intoxicaciones cada invierno en la provincia y sucesos fatales como el fallecimiento de una madre y sus dos hijos menores hace justo un año en una vivienda de Carbajal de la Legua.
El monóxido de carbono es un gas que no se ve a simple vista y puede provocar grandes daños. «Cualquier chispa puede provocar una explosión», recuerda también el oficial superior de los Bomberos de León aludiendo a la explosión reciente en una vivienda de La Bañeza.
Por ello, invita a la población que utilice este tipo estufas o chimeneas a utilizar recursos de prevención, como los detectores de monóxido de carbono o de humo, «con los que se pueden evitar situaciones fatales por un coste de 10 o 20 euros». «Van con pila, se dejan colocados junto a la estufa y si hay alguna mala combustión y hay salida de gases lo detecta y te das cuenta», afirma. Estos pequeños aparatos cuentan con una señal acústica doble: una suave para indicar que la pila se está agotando y otra de alarma cuando notan la presencia de algún gas tóxico.
«Son tonterías, pero tener un pequeño extintor de mano en casa o un detector en la estufa no supone un gran esfuerzo económico y puede evitar situaciones de peligro, a ver si fomentamos que ahora que vienen los Reyes Magos se regalen y aumente su uso», pide Omar Álvarez.