La Consejería de Educación inició en el curso 2017/2018 este programa para que los profesores jubilados puedan seguir colaborando con los centros educativos públicos y con la red de formación permanente de otros maestros. La designación como profesor honorífico por parte de la Junta tiene un curso de vigencia y puede prorrogarse hasta tres veces.
En la provincia, Modesto Blanco y Pepi Díaz han sido los profesores que se han sumado en este curso a la iniciativa y que, tras su reciente jubilación, continúan formando a otros compañeros y alumnos. Ellos aseguran sentirse "privilegiados" de haber sido profesores "por todo lo que se hace por los demás" y, ahora, aunque están "encantados con la jubilación", echan de menos una profesión que durante décadas les ha aportado "muchas satisfacciones".
Modesto se jubiló como profesor de Geografía e Historia el pasado 8 de septiembre pero, gracias a este programa, continúa impartiendo charlas en el IES Padre Isla, donde trabajó los seis cursos anteriores. Su nuevo cometido es organizar ponencias sobre cuestiones de actualidad en geopolítica y relaciones internacionales cada trimestre que sirvan al alumnado para que entiendan mejor ciertos conflictos. Así, en esta primera parte del curso ha dado claves sobre la situación que se vive en Afganistán, con el regreso de los talibanes y la salida de las tropas occidentales, a estudiantes del cuarto curso de la ESO y del primero de Bachillerato. La actual crisis en Bielorrusia o los conflictos migratorios entre España y Marruecos son otros de los temas que Modesto analizará con el que fuera su alumnado y que le servirán para tener una salida menos traumática de sus días como profesor. "Somos personas que nos gusta enseñar y cuando te toca jubilarte es un corte demasiado brusco, de 21 horas lectivas a nada. Esto ayuda a mantener el contacto con una profesión en la que me he sentido muy cómodo y valorado", valora este profesor honorífico.
Enseñar sin presiones
Este programa también permite dinamizar el ámbito educativo con nuevas propuestas. Así, Modesto está intentando formar un grupo de alumnos para que fuera del horario lectivo, por la tarde, puedan reflexionar una vez al mes sobre este tipo de asuntos de actualidad. "Me apetecía seguir sin la presión de las evaluaciones y de cumplir con un programa académico. Solo para enseñar, que es lo más bonito. Con esto no te tienes que llevar exámenes para corregir, que es la tarea más latosa", bromea Modesto.
Por su parte, Pepi está ayudando a la formación de nuevas generaciones de profesores bercianos. Después de llevar más de tres décadas en el CRA La Abadía de Carracedelo, esta profesora quiere "aportar lo que pueda» en proyectos de Educación Infantil, sobre todo, en la enseñanza en entornos rurales. «He estado toda la vida ligada a la educación como proyecto vital, en el Movimiento colaborativo de Escuela Popular. Me parecía interesante que todo ese saber acumulado de implantar otro modo de escuela no se perdiera y seguir colaborando con grupos de maestros que quisieran", explica Pepi sobre sus nuevos cometidos en el aula.
Tanto Modesto como Pepi demuestran que para un profesor la edad es solo un número y que si nunca es tarde para aprender, tampoco lo es para enseñar. Dos ejemplos de que uno puede ser jubilado de profesión... pero seguir siendo lo que fue toda la vida por vocación.