Expresarse más allá de las palabras

La comunicación aumentativa y alternativa es clave para que los usuarios de Aspace León puedan relacionarse. Algunos usuarios piden ahora que sea incluida en las leyes

Cristina Centeno
21/03/2022
 Actualizado a 21/03/2022
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«Cualquier persona se comunica, y para nosotros eso es lo más importante». Con esa premisa trabajan en Aspace León, la Asociación para la Atención de las Personas Afectadas de Parálisis Cerebral y Encefalopatías Afines. La situación de cada usuario es diferente, desde los que padecen dificultades en el habla hasta los que no cuentan con esa capacidad y requieren de pictogramas o incluso aplicaciones tecnológicas como los ratones de mirada si no tienen movilidad.

Las logopedas Alicia Alejandre y Merci Domínguez inician en el colegio de la organización, en el Complejo San Cayetano, los primeros pasos hacia lo que consideran una mejora en la calidad de vida de los usuarios. «Partimos de la base de que todo ser humano se comunica. A través de la observación y la escucha de esas personas tratamos de darles respuesta y entrar en una conversación con ellos a través de sus gestos, de su cambio de ritmo respiratorio... Es lo que se conoce como inmersión lingüística, hablar el mismo idioma que los niños y niñas», explica Domínguez.

Ellas son las encargadas de introducirles en la comunicación aumentativa y alternativa (CAA), con la que se adaptan a cada caso y en las que se utilizan fórmulas diferentes al habla. La aumentativa se destina a personas con capacidad para hablar pero que «necesitan a veces de un soporte que aumente esas posibilidades de expresión». Es la que utiliza en ocasiones Silvia Lafuente, una de las usuarias de Aspace León que a sus 44 años y pese a su discapacidad física, que no intelectual, ha logrado llevar una vida prácticamente autónoma. Reconoce que en el día a día se encuentra con dificultades a la hora de comunicarse. «Tengo problemas cuando llamo a un taxi y me cuelgan, sí que puedo cogerlo en la calle pero, ¿qué pasa? Que al final mi dificultad en el habla puede hacer que unas veces me coja y otras pase y tenga que ir andando», cuenta. También requiere de ayuda para hablar con el médico por teléfono, porque «muchas veces me llama al móvil y me dice que no me entiende».Para trasladarnos su principal reivindicación, utiliza la comunicación aumentativa. Merci escribe en su móvil el mensaje que ella dicta y después es el propio móvil el que lo lee: Silvia pide que la comunicación aumentativa se contemple en las leyes. «No está contemplada en la ley. Hoy en día solo está contemplado en los juicios el lenguaje de signos y solo a través de un notario es posible la declaración en nuestros casos», lamenta. Junto a estas fórmulas aumentativas se encuentran otras alternativas, «una posibilidad de comunicación sin la utilización del habla», apuntan las logopedas. Para ello se utilizan pictogramas o fotografías reales, «según la capacidad que tenga la propia persona», y soportes técnicos como un ordenador, un teléfono móvil, tablets, un tablero básico, un cuaderno, etcétera. Si la persona no tiene movilidad, en Aspace León trabajan también con un «ratón de mirada» que permite a los usuarios comunicarse a través del movimiento de sus ojos.Para utilizar todos estos métodos, las logopedas ‘entrenan’ desde el colegio con algo más de una veintena de niños y niñas. Parten de la base de analizar la capacidad comunicativa de cada uno de ellos para configurar el sistema de comunicación «más cercano a él» y con el que «tengan más autonomía e independencia a la hora de comunicarse», explica Alicia Alejandre. El plan se concreta de manera interdisciplinar, contando con todo el equipo que participa en el proceso de aprendizaje con los usuarios: tutores, fisioterapeutas, logopedas e incluso psicólogos.

La llegada de las nuevas tecnologías ha facilitado la comunicación aumentativa y alternativa en los últimos años. «Ha sido un antes y un después, porque es para ellos más significativo poder comunicarse y que haya un ‘feedback’ auditivo, con todos los dispositivos digitales se sienten más partícipes de su propia comunicación porque son ellos los que de manera oral están diciéndote algo, no tienes que interpretar tú, son ellos los que te lo dicen y tú les escuchas», asegura Alejandre confirmando la motivación que han provocado en los usuarios. El acceso también es diferente en cada caso y hay aparatos como el dispositivo para comunicarse a través de la mirada que requieren de un importante desembolso económico que no todos se pueden permitir. Eso sí, cada vez son más las aplicaciones de uso gratuito, aseguran.

Silvia Lafuente, usuaria: "Yo reivindico que todas las personas tienen derecho a expresarse, sea como sea"  Desde el área de Logopedia del colegio trabajan en el desarrollo de las fórmulas de comunicación en cada caso. «Para nosotros cualquier señal de nuestros niños es comunicación. Hay niños que por su capacidad pueden utilizar dispositivos y otros que por su estado necesitan hacerlo de forma más basal, con movimientos mínimos, expresiones faciales o sonidos básicos», explica Alejandre. «Todo eso hay que interpretarlo, adaptarlo y sentirlo con ellos», cuenta. El objetivo final es que no solo se les entienda en el ámbito educativo, si no en toda su vida cotidiana, para lo que también realizan una importante tarea con las familias. «Tratamos de generalizar la comunicación, que la gente vea que en el ‘cole’ se hace, pero tiene que salir y conocerse. Igual que hay mucha gente que conoce el braille y está muy presente en la sociedad, hay que tener en cuenta que hay otros sistemas de comunicación que tienen que estar ahí y que todos deberíamos conocer en mayor o menor medida», pide.

Como usuaria, Silvia Lafuente explica en pocas palabras y de forma totalmente entendible su principal reivindicación: «Todas las personas tienen derecho a expresarse, sea como sea».
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