El viaje que cambiará la historia de la montaña leonesa

Cómo se gestó la candidatura que consiguió para la provincia el reconocimiento Sipam que otorga la FAO y cuáles son las claves para sacar rendimiento al sello en el futuro

D. Rubio / M. Iglesias / C. Centeno
15/01/2023
 Actualizado a 08/11/2023
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Primera semana de octubre de 2022. Tiempo espectacular en toda la provincia. El sol calienta tanto que no parece que haya llegado el otoño, pero el paisaje leonés luce en toda su grandeza. Al pie del Teleno, que siempre recorta el horizonte, un grupo de cuatro personas inicia su recorrido por la montaña leonesa. Se trata de un personal tan variado como anónimo: desde una mexicana afincada en Chile hasta un médico japonés, pasando por un valenciano, a los que acompaña un leonés que ahora vive en Roma. Nadie los conoce, pero ese viaje resulta determinante para esta provincia: son los emisarios de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Han venido a conocer sobre el terreno la candidatura que la provincia leonesa ha presentado para que su montaña sea reconocida como Sipam, unas siglas a las que, necesariamente, se van a tener que acostumbrar los leoneses y que encierran un valor todavía desconocido: Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial.

El viaje es el último paso de una candidatura en la que se lleva trabajando más de dos años, desde el otoño de 2020. Y todo sale redondo. Los enviados de la FAO conocen en Tabuyo la cooperativa de mujeres, luego visitan Las Médulas, duermen en Ancares, asisten a un concejo de Murias de Paredes… y así van completando un recorrido que, en tan sólo cinco días, les lleva hasta la otra esquina de la provincia, a los Picos de Europa. En la capital, su visita coincide con las fiestas de San Froilán. El alcalde les ofrece un lugar preferente para que disfruten del desfile de los pendones y de los carros engalanados. «No hubo nada que fingir, no hubo que montar nada porque todo lo que habíamos incluido en nuestro informe es lo que pudieron ver con sus propios ojos», dice Eugenia Rendueles, investigadora del Instituto de Ciencia y tecnología de los Alimentos (Ictal) de la Universidad de León, una de las impulsoras de la candidatura leonesa. «Muchas personas, en muchos pueblos, colaboraron con nosotros, en la mayoría de las ocasiones sin saber cuál era el motivo de aquel viaje y de forma completamente desinteresada, como desinteresada es también nuestra aportación a todo esto». Recuerda Rendueles que las primeras reuniones fueron junto a otros territorios españoles que querían obtener el reconocimiento Sipam, y que la primera idea de los leoneses era presentar por un lado el soto de los castaños del Bierzo y por otro la montaña central leonesa. «Nos dijeron que dos candidaturas tan cercanas en el territorio no tendrían posibilidades». Y consiguieron lo que en esta provincia tantas veces resulta tan difícil: la unidad, «partir de lo común respetando lo individual». "Nació un sueño"Fue el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación quien lanzó una convocatoria para buscar los principales sistemas de producción nacional y aumentar el número Sipam de España. Antes que la montaña de León, consiguieron este reconocimiento cuatro zonas, todas ellas reducidas y vinculadas a un solo producto: las Salinas de Añana (Álava), los olivos milenarios de Sénia, la producción de uva pasa para moscatel en la Axarquía (Málaga) y el regadío histórico de la huerta de Valencia. Los leoneses recogieron el guante y «nació un sueño», aderezado con el «inmenso» trabajo de un grupo de personas que por amor a la provincia se pusieron manos a la obra con un denominador común: «creer en el proyecto y en las infinitas posibilidades del territorio». Junto a investigadores de la Universidad de León como Eugenia Rendueles o Camino García, formaron parte de este equipo personas apegadas a la tierra como Carmen Mallo, alcaldesa de Murias de Paredes y presidenta de Cuatro Valles, o Pablo Linares, en representación de la agrupación de Alimentos de Calidad del Bierzo. «Empezamos a trabajar ‘online’ en el año de la pandemia y hemos sido una auténtica piña, hicimos cerca de 200 reuniones», asegura Mallo aludiendo a las sinergias que se han ido creando a lo largo de los meses. Durante los más de dos años de trabajo se fueron integrando en la candidatura los grupos de acción local, las 16 figuras de calidad de diferentes productos agroalimentarios (algo que a la postre resultó determinante) y las reservas de la biosfera, de las que León tiene la mayor concentración de todo el mundo: 7. Diputación, que era la institución que debía presentar la propuesta según las bases, y el Consejo Comarcal del Bierzo, también sumaron su apoyo. Todo se fue fraguando con la más absoluta discreción y con el convencimiento de que conseguir el sello Sipam para la montaña leonesa suponía un «impulso vital» para el total de la provincia y una inyección de «autoestima» para todas las personas «que han apostado fuerte» por quedarse. En el estudio no faltó ninguno de los factores que influyen en que la montaña de León sea única en el mundo: desde la orografía al clima, pasando por las formas de producción de alimentos o los métodos democráticos de gestión.
 

Cinco días y 880 kilómetros

El informe caló tanto en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación como en la propia FAO. La candidatura convenció a los responsables del organismo internacional, lo que justifica que fuera resuelta en un tiempo extraordinariamente corto en comparación con otras precedentes. Sobre el documento se plasmaron todas y cada una de las singularidades de una zona que abarca más de 10.000 kilómetros cuadrados divididos en 97 municipios. Un trabajo «arduo y muy complicado» que permitió pasar todos los filtros necesarios para organizar la visita de los expertos y comprobar sobre el terreno lo descrito en papel, recuerda Juan Prieto, el representante permanente adjunto de España ante la FAO, que también es leonés. De todas las candidaturas que llegaron el año pasado, solo 16 recibieron a los expertos y, de ellas, cinco fueron seleccionadas finalmente como Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial. «La mayoría de candidaturas son rechazadas en primera instancia», asegura Prieto, otro de los artífices de que la de la montaña de León haya llegado a buen puerto.

Por eso el primer mérito es que se organice el viaje de los responsables de la FAO, lo que significa que ya ven claros visos de éxito en la candidatura. «La visita fue la gran satisfacción, pudimos demostrar que todo era real, que todo era cierto, y el compromiso de la gente fue impresionante», recuerda Carmen Mallo. El reto era que los emisarios pudieran comprobar la cohesión entre los diferentes sistemas y entendieran las singularidades de la montaña leonesa, que «impresiona a todo el mundo», presume la alcaldesa de Murias de Paredes. También insuflar el entusiasmo con el que ellos estaban trabajando entre los diferentes colectivos y vecinos de todas las comarcas para que demostraran su saber hacer y ‘conquistaran’ al exigente jurado.

Para ello, diseñaron una visita dividida en más días de lo habitual por la amplia superficie que abarca el territorio y todo lo que vieron fue «de tal calidad» que «se fueron más convencidos de lo que vinieron», celebra Mallo. 880 kilómetros de recorrido en cinco jornadas en las que «vimos ejemplos heroicos, extraordinarios», asegura Prieto poniendo como ejemplo proyectos de «enorme valía» que «estaban consiguiendo fijar población» en las distintas zonas que ahora forman el Sipam Montañas de León. Una vez recogida la información sobre el terreno, los emisarios convencieron a los votantes finales de la FAO de lo extraordinario del espacio y llegó el nombramiento.«Es una distinción de altísimo renombre, no hay nada más», celebra Prieto como leonés, insistiendo en el «amplio proceso» que hay que atravesar para alcanzar el sello Sipam de la FAO, algo equivalente al nombramiento como Patrimonio de la Humanidad que otorga la Unesco, aunque menos conocido por el momento al ser una figura más ‘joven’.Dos tercios de la provincia están incluidos como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial, lo que convierte a esta zona en la tercera en extensión de todo el mundo. «Dos tercios del territorio tienen reconocimiento de las Naciones Unidas, no hay otro sitio que pueda decir eso», elogia el representante permanente adjunto de España ante la FAO.¿Por qué la montaña de León?: Un espacio de "extraordinario" valor ¿Qué vio la FAO, sobre el papel y sobre el terreno, para elegir a la montaña leonesa como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial? El nombramiento distingue que los más de 10.000 kilómetros cuadrados que conforman esta Sipam son diversos pero, a la vez, forman un todo único. «La provincia de León se parece a Asturias, pero no lo es, se parece a Galicia, y tampoco lo es, y hasta se parece a Castilla y no lo es», explica Juan Prieto, representante de España ante la FAO y leonés. Lo primero a destacar dentro de los motivos que justifican este reconocimiento es que el sistema de León «es único porque el terreno lo permite, gracias a la confluencia del clima atlántico, el mediterráneo y el continental, y por su orografía, que dotan al territorio de unas características diferenciadas dentro de una diversidad interna», apunta Prieto, unas diferencias que «lejos de ser un lastre, son un valor añadido». No es común que la FAO reconozca como Sipam a espacios de gran superficie y que no se dedican a una única producción, si no que cada unidad familiar es multiproductiva, con producto agrícola, ganadero y forestal en la mayoría de los casos  Precisamente lo «extraordinario» de este Sipam es que no está vinculado a una zona reducida que obtiene un solo producto, como ocurre habitualmente. Aquí, se ha valorado que el espacio en su conjunto «articula una serie de valores ya reconocidos», como son el único Parque Nacional habitado, siete reservas de la biosfera, cinco reconocimientos de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad o 16 productos de calidad. En las candidaturas se tienen en cuenta espacios de singularidad mundial por sus valores agroalimentarios, agronómicos, paisajísticos, culturales y antropológicos. Por eso una de las mejores bazas para que León se alzara con el título fue el saber hacer de los hombres y mujeres que viven en un territorio extenso pero que, a su vez, está en red, comunicado por caminos y ríos que han impulsado el intercambio constante de tradiciones, cultura, arquitectura o patrimonio a lo largo de la historia.

Otra de las particularidades es la estructura de la propiedad de la tierra y la gestión del territorio. «Lo que se da es que una gran parte del terreno forestal y de los pastos son de titularidad pública, gestionado democráticamente a través de los concejos, que siguen vigentes y entroncarían de lleno con que León impulsase las primeras Cortes y fuese reconocida como Cuna del Parlamentarismo», recuerda Juan Prieto.

Por último, resultó «fundamental» para la elección como Sipam de la montaña leonesa el hecho de que cada unidad familiar tenga una orientación multiproductiva. «Todo el mundo en mayor o menor proporción tiene producción vegetal, ganadera y forestal, las tres», detalla el representante de España ante la FAO. «Esto establece una estructura paisajística de gran belleza y biodiversidad, hace que sean más resistentes y permite lograr una sostenibilidad económica, porque no dependen de un solo producto», explica Prieto.

Todo ello englobado en que existe «unicidad dentro de la diversidad» motivó que la FAO cambiase de paradigma con León para otorgar a sus montañas un sello Sipam único tanto por la extensión como porque aúna productos agrícolas, ganaderos y forestales.
 

Producir alimentos con un "valor añadido"

«Aún no somos conscientes de lo que significa este reconocimiento», afirma Eugenia Rendueles, «pero hay un ejemplo muy gráfico: cuando le otorgaron a Las Médulas el título de Patrimonio de la Humanidad, que es el equivalente a Sipam aunque resulte más conocido, las visitas no se duplicaron al año siguiente, pero 25 años después se han multiplicado exponencialmente».

Sipam no lleva consigo inversiones, no cuenta con una dotación económica de Naciones Unidas (la organización que concede el título a través de la FAO), pero abre muchas posibilidades a todo ello y, además, no impone ninguna restricción en el territorio al que afecta, que en el caso de la montaña leonesa es de más de 10.000 kilómetros cuadrados, lo que le convierte en el tercero más grande del mundo después de la reserva de los Masai Mara en Kenia y de la Milpa Maya, que abarca toda la península del Yucatán (México).

El desarrollo de un turismo sostenible o el mayor valor de los productos en el mercado, los beneficios  «Esta figura no condiciona nada, valora una realidad presente y la distingue al más alto nivel», explica el representante permanente de España ante la FAO, Juan Prieto, quien recuerda que la aportación económica no puede depender directamente de Naciones Unidas porque sus esfuerzos se centran en los países no desarrollados, pero sí habría posibilidades de articularla en un futuro a través del Estado o de otras instituciones.

Con ello, los principales beneficios del Sipam para la montaña de León son de carácter intangible. El sello aporta «reputación y visibilidad» a toda la zona, lo que es «una herramienta a posteriori, porque cuanto más reconocido seas más vas a atraer», recuerda Prieto. Además, supone un «espaldarazo a la gente que vive y que produce en este territorio y que contribuye a su conservación con su manera de hacer», apoya el representante español ante la FAO. El sello otorga un valor diferencial a los 97 municipios leoneses incluidos que puede servir de ejemplo para quienes apuesten por volver al medio rural y establecerse allí como productores de alimentos. Una producción que tendrá un «valor añadido» y podrá pagarse como tal.La importancia ambiental y agronómica de la montaña leonesa que reconoce la FAO a través del Sipam «tiene que estar reconocida y pagada», apoya en la misma línea Carmen Mallo, alcaldesa de Murias de Paredes y presidenta del Grupo de Acción Local (GAL) Cuatro Valles. Uno de los primeros beneficios está vinculado al uso del logo Sipam como forma de hacer visible tanto en León como en el resto del país y en todo el mundo la relevancia de la zona. Una gran parte de los productos con marcas de garantía de la provincia de León están englobados dentro del territorio Sipam, entre ellos todos los del Bierzo. «Es un gran orgullo y puede ser un punto de desarrollo en un futuro», para la agricultura y ganadería de la comarca, celebra Pablo Linares, técnico de la agrupación Alimentos de Calidad del Bierzo. Mejorará la promoción, el conocimiento y la difusión de lo que da de sí la comarca desde su campo y, dando al Sipam «todas nuestras producciones», que son peculiares y se deben a los que están detrás de ellas, porque este es un reconocimiento, apunta, «a la labor de agricultores y ganaderos». Esto no trae dinero, pero abre muchas puertas. El éxito está en que seamos capaces de aprovecharlo Ellos tendrían que ser los principales favorecidos por este sello, que «no va a tener beneficios de hoy para mañana, pero sí a medio y largo plazo», asegura Prieto. «Si se trabaja bien y la ciudadanía es consciente puede tener dos tipos fundamentales de retorno: el desarrollo de un turismo sostenible vinculado a actividades como el avistamiento de aves, la fauna o el sector agroalimentario, todo ello desde una perspectiva sostenible, y luego que los productos agroalimentarios de esa zona tengan en el mercado un valor añadido, porque son Sipam y, por lo tanto, de mayor calidad», argumenta.No obstante, «hay que trabajar para ese beneficio», reclama Prieto. «Esto no trae dinero, pero abre muchas puertas, el éxito está en que seamos capaces de aprovecharlo», confía Carmen Mallo reclamando que no decaiga el entusiasmo ni a la unión que ha generado entre leoneses de diferentes comarcas y que el Sipam sea una inyección de autoestima para todos los que luchan a diario por desarrollar sus proyectos en la montaña.El Sipam es solo el principio: tiempo de promoción para que rinda en el futuro«Lo que se ha obtenido no es el final, es el principio. Se ha llegado a la élite mundial, ahora hay que estructurarlo, hay que trabajarlo y hay que dotar de los medios humanos y económicos necesarios a quien corresponda para que esto vaya avanzando», defiende Juan Prieto. El primer paso para poner en marcha ese engranaje que redunde en beneficios para la montaña leonesa y para sus habitantes es la difusión. Dar a conocer tanto en León como en el resto de España qué es el Sipam y qué motivos ha encontrado la FAO en esta zona para otorgarla su máximo reconocimiento. Un «goteo permanente» que tiene que calar en la sociedad para que rinda en el futuro.La «labor de difusión, concienciación y motivación» necesaria para que se hagan realidad los resultados esperados comienza esta misma semana en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) que se celebra en Madrid. A partir del miércoles, la Diputación de León promocionará el sello Sipam por primera vez en este escaparate internacional. Será Eduardo Morán el encargado de presentar el jueves 19 de enero en el ‘stand’ de la Junta de Castilla y León en Ifema el reconocimiento y las singularidades de las montañas de León que han permitido llegar a conseguirlo.Acto seguido está previsto un breve coloquio que congregará a representantes de los cinco territorios de España que cuentan con esta distinción y que convierten a este país en uno de los más ricos del mundo en lo que a sellos Sipam se refiere. La FAO tiene reconocidos 72 sistemas de patrimonio agrícola repartidos en 23 países, con China y Japón en cabeza, seguidos de España.
 

Un plan de acción

Junto a la labor de promoción que permita «contagiar las ganas» de quienes lucharon por el reconocimiento a toda la sociedad leonesa, será necesario elaborar un plan de acción que establezca la estrategia a seguir para desarrollar el Sipam y conseguir dar rendimientos a la zona en un futuro.

La clave será, considera Carmen Mallo, que en la elaboración de ese programa estén presentes todos los colectivos y el plan se elabore «de abajo hacia arriba», teniendo en cuenta la visión de quienes viven y luchan a diario por el territorio. «Sin la gente que a diario tira por la zona, no habría ningún futuro», insiste reconociendo la importante labor de las personas para un territorio «privilegiado tanto en el modo de hacer como en el modo de conservar». El trabajo tiene que empezar ya, a su juicio, porque «no se puede dejar decaer el entusiasmo logrado», con una labor de calle que pase por concienciar de la importancia de este sello y por trasladar a quienes producen en la zona Sipam cómo aprovechar el reconocimiento.

«Tendremos que trabajar mucho con ellos, es muy muy importante que se este mensaje llegue y se desarrolle un plan desde la coordinación de todos: vecinos, agricultores y ganaderos, ayuntamientos, grupos de acción local y el resto de instituciones –la Diputación de León, la Junta o el Gobierno central también tienen un papel fundamental–.

Aprovechar el tirón del nombramiento y «darle la cancha que se merece» se presenta como la oportunidad para revitalizar el territorio a través del turismo sostenible o de la agroalimentación. «No me voy a resignar a que esto no dé vida», concluye Carmen Mallo, el sentir general de todos los que han aportado su granito de arena para que el Sipam sea hoy una realidad para las montañas leonesas.

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