Quinientos árboles se plantan en esta zona de castaño autóctono, plantas distribuidas por parte del Centro Ciuden Vivero. De ese modo, lo que fue un soto de castaños, al que finalmente ahogaron las especies invasoras, volverá a conocer sus tiempos pasados. De aquel recuerdo se conserva un único ejemplar centenario al lado de la glorieta del Toralín, un símbolo casi que ahora pasa a ser un ejemplo.
Pero el primer ‘brote’ de este amplio proyecto seleccionado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, dentro de los Fondos Next Generation para realizar actuaciones de calado en la ciudad con una inyección de 2,3 millones más IVA fue teórico, con un taller de jardinería ecológica para implicar a la ciudadanía en ese Anillo Verde.
«Entre administraciones, organizaciones y ciudadanía, podemos fomentar un corredor ecológico que nos beneficie a nosotros y a las especies con las que compartimos los espacios», destacó el Consistorio que sigue dando pasos en un proyecto que tocará cinco zonas de la ciudad de aquí a 2025 y que supondrá la contratación de 33 personas a lo largo de su ciclo. Otro de ellos ha sido poner a disposición de las personas interesadas los 25 huertos colectivos que se han acondicionado en la orilla del Sil, en la zona del barrio de Flores del Sil. Son pequeñas parcelas de unos 24 metros cuadrados, que pretenden ser huerta personal, avanzando en esa conciencia del producto ecológico propio.
La Fundación Naturaleza y Hombre es la que desarrolla el proyecto, una entidad sin ánimo de lucro pero con experiencia en anillos verdes, que ya había hecho el de Santander y que se ha implicado con fuerza en el ponferradino. Su presidente, Carlos Sánchez, considera que este proyecto «traerá consigo la recuperación de la biodiversidad en espacios degradados y su puesta en valor».
«Siempre renaturalizar una ciudad es algo positivo, sobre todo en el escenario actual de cambio climático», apunta. El objeto final, apunta, es conseguir tener un medio de contacto entre el humano y la naturaleza.
Cinco zonas en un anillo eco
¿Cómo afectará el Anillo Verde a la cara de la ciudad? En concreto se marcan cinco zonas de actuación. Son el parque de Temple y los huertos comunitarios mencionados, el parque de La Rosaleda, la Montaña de Carbón, el parque del Plantío y el antiguo vertedero de Campo.En concreto, se realizarán proyectos de reforestación y señalización interpretativa en los parques de la ciudad, además de colocar cajas nido para aves. En la Montaña de Carbón, además de la plantación de castaños, de crear un espacio de pradera y un humedal, con colocación de carteles interpretativos. Otra de las actuaciones, la del vertedero antiguo de Campo, contendrá un replantado de especies autóctonas.
Además, se prevé crear un carril bici en varias rutas de la ciudad. Se actuará también, está previsto, en la restauración de riberas del Sil y Boeza, eliminando especiesinvasoras, desbrozando y monitorealizando la avifauna. Todo ello podrá seguirse por una página web en la que se siga ese proceso transformador pretendido y así, implicar al ciudadano que, finalmente es quien se beneficiará del proyecto.
Las zonas seleccionadas tienen un gran potencial para la mitigación del cambio climático, escenarios para una educación ambiental práctica y cercana, y puntos estratégicos para el fomento de la presencia de biodiversidad urbana y periurbana, explican los constructores de este Anillo. Su conexión permitirá, además, la creación de corredores ecológicos, fomentará el uso del transporte sostenible, y facilitará el uso y disfrute por parte de la población, repercutiendo directamente en su calidad de vida.
Este anillo periurbano se conecta con tres rutas de especial interés natural, medioambiental y cultural. La ruta de los Castillos Templarios a través del Camino de Santiago de Invierno hacia el oeste, la ruta de las fragas del Sil al norte y la ruta sur reserva ornitológica.