Mastines y careas: el ladrido leonés

La Asociación Canina de León trabaja por la supervivencia de las razas de perros autóctonas de la provincia. "Es fundamental que se haga una selección rigurosa, que no nos relajemos"

Susana Martín
28/01/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Las dos razas caninas autóctonas de la provincia leonesa, carea y mastín, frente a frente. | FÉLIX GARCÍA
Las dos razas caninas autóctonas de la provincia leonesa, carea y mastín, frente a frente. | FÉLIX GARCÍA
León cuenta con una treintena de criadores de mastines, de los que la provincia atesora alrededor de 5.000 ejemplares. Respecto a los careas, apenas hay media docena de criadores «concienciados y serios», y unos 200 de estos canes «aprovechables». De ahí que el secretario de la Asociación Canina de León, Félix García, advierta de la necesidad de trabajar intensamente para preservar estas razas autóctonas leonesas, y pida la implicación de los criadores y cuantos más apoyos mejor.

«El producto es tan interesante que nos hemos relajado un poco en hacer una buena selección funcional de los mastines», asegura, «tenemos que seguir cuidándolo al máximo para que nolo estropeen».

Con la misma pasión habla de los careas, una raza de la que Félix nunca deja de alabar sus singularidades. «El problema es que esta raza no está hecha, los ganaderos y los aficionados se tienen que hacer una selección rigurosa», dice.

Este veterinario leonés que ha dedicado media vida –si no entera– a los animales, tiene tal afición canina que todas las conversaciones le llevan a ellos, una pasión que le ha dirigido a un profundo conocimiento de los perros, y especialmente de las razas autóctonas, el mastín y el carea, de los que puede pasarse hablando horas sin que dejen de brillarse los ojos.

"Todos descienden del lobo"

«La especie canina es sorprendente, desde el más pequeño ratonero al inmenso mastín, pasando por el esbelto galgo, todos descienden del lobo», cuenta Félix García, que relata cómo la presión selectiva realizada por el hombre convirtió a aquellos primeros ‘lobos domesticados’ en los mejores protectores de rebaños. «Así surge el mastín, un poderoso can que, correctamente criado y cuando es ‘de buena raza’, como dicen los pastores, se siente parte del rebaño y protege a las ovejas con esa pasión del que se siente obligado a dejarse la vida por su familia».

«De ahí esa frase babiana que dice ‘Al mastín, ni palo ni mano’», dice, «porque el mastín es parte del rebaño, nace y se cría con él, y el pastor sólo es un compañero del que espera apoyo si se complican las cosas».

Por contra, García hace hincapié en que el carea no es amigo de las ovejas, ni debe serlo. Y cuenta que la necesidad de un perro «de bajo consumo y mantenimiento» que sea capaz de imponerse al carnero más testarudo desarrolló en el pequeño carea un instinto predador muy práctico para los pastores, «una cualidad que sin embargo necesita de un pastor ducho en el entrenamiento canino para que el resultado sea óptimo».

Gracias a los mastines se conserva el lobo, y viceversa, circunstancia especial que se da en LeónVuelve a los mastines y dice que gracias a estos canes robustos e inmensos se conserva el lobo, «¡y viceversa!», una especial circunstancia que se ha dado en la provincia de León. «Los legendarios mastines de la Mesta se conservaron en estas tierras porque los pastores sabían convivir con el lobo, lo venían haciendo desde tiempo inmemorial, probablemente desde antes de la propia existencia de la Mesta. Y nunca dejaron de hacerlo». Habla Félix de la extinción del lobo en la práctica totalidad de la península, y cuenta que con su desaparición se hizo innecesaria la tenencia de los grandes perros del rebaño, «pero los últimos trashumantes, reconvertidos en trasterminantes, siguieron con sus costumbres, mantuvieron a sus buenos perros y estos tenían al lobo en sus sitio. Eran maestros en esa convivencia tan deseada actualmente entre la naturaleza y el hombre».

El carea, un perro de bajo consumo y mantenimiento, no es amigo de las ovejas, ni tampoco debe serloDe los careas –‘perros de pastor’ los llaman otros, un galicismo– a Félix le chifla hasta el nombre. «Es precioso, y es nuestro», presume. La selección de este can menudín y listísimo tiene mucho que ver con su afán por la supervivencia. «Fue una selección tardía, lenta y espartana, fruto de la necesidad», reconoce. Los pocos ejemplares puros existentes, los drásticos cambios sufridos en la ganadería extensiva y el mestizaje son razas foráneas hicieron peligrar la supervivencia del carea. Una supervivencia que, como la del mastín, es uno de los grandes objetivos de la Asociación Canina de León.
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