Marga Carnero: "Miguel era un entusiasta de la vida y un artista exquisito"

La responsable de la céntrica galería de arte Ármaga, mantuvo durante más de dos décadas una estrecha relación personal y profesional con Miguel Escanciano, llegando a exponer el artista en el espacio de la calle Alfonso V hasta en cinco ocasiones, la última en 2018

Joaquín Revuelta
20/02/2020
 Actualizado a 20/02/2020
Miguel Escanciano en la inauguración en Ármaga de ‘El libro de las hojas, las flores y los peces’. | NACHO
Miguel Escanciano en la inauguración en Ármaga de ‘El libro de las hojas, las flores y los peces’. | NACHO
Pocas personas conocieron tan bien a Miguel Escanciano como Marga Carnero, responsable de la galería de arte Ármaga en la que el artista leonés llegó a exponer hasta en cinco ocasiones, la última de ellas en mayo y junio de 2018 con la muestra ‘Jardines metafóricos’. Además de la relación profesional se fraguó con los años una relación de amistad que no resultaba difícil dado el carácter afable y el trato exquisito que siempre caracterizó a Escanciano. «Miguel es uno de mis mejores amigos», señala Marga Carnero, a la que le resulta difícil contener la emoción. «La galería se inauguró en 1998 y creo que la primera exposición de Miguel tuvo lugar dos años después, en el 2000. Él ya iba por Sardón, la galería de Asun, aunque no llegó a exponer», recuerda Carnero, que conocía a Escanciano de sus numerosas actividades en León como poeta, pintor, músico. «Al abrir aquí el espacio le gustó y me dijo que le encantaría hacer una exposición. Él fue el que vino», sostiene Marga.

Miguel Escanciano llegó a realizar cinco exposiciones en la galería de arte ubicada en el número 6 de la céntrica calle de Alfonso V, la última de ellas en el periodo comprendido entre el 12 de mayo y el 17 de junio de 2018 con el título ‘Jardines metafóricos’. «La exposición que hizo cuatro años antes, ‘El libro de las hojas, las flores y los peces’, fue en blanco y negro. Acababa de superar el cáncer que tuvo y era una exposición de poco color donde establecía un diálogo con la naturaleza, con encontrarse a si mismo, con sobrevivir. Y en esta última, ‘Jardines metafóricos’, estaba con una alegría de vivir, con un disfrutar de la vida, que quiso incorporar el color de una manera exultante», reconoce Marga, que también hace mención a la presentación del poemario ‘Hylas. Al sur de la mirada’, que editó Marciano Sonoro y que Escanciano presentó en el Museo de León, en la galería Ármaga y en la Casa Panero de Astorga. «La última exposición tuvo un éxito absoluto», comenta la galerista leonesa, para quien Escanciano, además de un artista, era un colaborador siempre servicial que le ayudaba en los preparativos de las exposiciones de otros artistas.

Marga Carnero reconoce sobre todo en Miguel Escanciano su calidad humana. «El mundo del arte es muy complicado y hay temporadas muy bajas. Pero Miguel siempre acudía con una sonrisa por la manera en que veía y apreciaba el arte porque era un entusiasta de la vida. Luego como artista era exquisito. Mira que conozco a artistas buenísimos pero nadie tan minucioso, tan delicado y un gran investigador de todo: las técnicas, los papeles. No era un artista que quisiera acceder a grandes espacios expositivos y a grandes reconocimientos, pero en el espacio de su casa, que era donde pintaba, siempre estaba investigando con diferentes técnicas, texturas, etc. Traía unos papeles de Nepal antiguos, siempre con una nobleza de material, de estilo, de limpieza, de simetría..., sin olvidar que era un gran coleccionista. Además, es una persona que pudo haber tenido lo que hubiese querido en Madrid y en otros sitios, pero tomó la decisión personal de desarrollar su carrera artística en León».

Marga Carnero también reconoce la vertiente musical de Miguel Escanciano y recuerda que llegó a publicar con el sello discográfico nacional Dro. «Un disco como ‘Banderas de abril’ está en las plataformas», señala la galerista y amiga personal del artista, al que vio por última vez el pasado jueves en el hospital. Su idea es rendir homenaje a su amigo con una futura exposición en la galería que regenta porque no le falta material. «Lo tengo, puedo hacerlo y sin duda se hará. En su día lo hice con Manolo Jular, que como Miguel era una persona con la que me gustaba conversar y a la que consultaba a menudo temas relacionados con el arte. También espero que el ILC retome la idea de dedicarle una retrospectiva, pues me consta que Luis García estaba detrás de ello», concluye.
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