
En la categoría de semipesados es lógico que las miradas estén más puestas en una posible ausencia más que en ningún otro aspecto. La de Tomás González, Tomasuco de La Vecilla, y tiene sentido está preocupación por muchos motivos: era el gran dominador de semipesados, los números lo dejan claro: Seis ligas seguidas (2017-2023), el año pasado en la 2024 cuando se lesionó se lesionó en Liegos se habían disputado 14 corros y había ganado los 14; el año anterior estuvo invicto hasta el último del año, que sufrió la primera y única derrota.
Pero más allá de los números, muy significativos pero a veces fríos, lo que se perdería con la ausencia de Tomasín el de Uco va mucho más allá: se trata de uno de esos luchadores que llega muy bien a la grada, que engancha y hace afición; la suya es lucha genética, en estado puro, capaz de todo y, sobre todo, de hacer disfrutar a los aficionados. Por otra parte, los buenos aficionados, conocedores de las interioridades de los corros esperaban este año como agua de mayo ver los combates entre dos colosos: Tomasuco, el jefe, y Adri el de Villavente, campeón el año pasado y que ha crecido de manera espectacular pasando de ganar dos ligas seguidas en medios a hacerlo un año más tarde en semipesados. Y no es nada fácil hacerlo. Y otros esperaban a ese Rodri de las grandes tardes, el de los días que está en modo Perla, agarrado a cualquiera de los dos citados.
A Tomasuco le preocupa la estabilidad de su rodilla y se plantea no forzar este año. Eran esperados los combates entre Adri y Uco, o con Rodri. Podría ‘bajar’ Unai
A ver qué pasa. Pero pinta mal, Tomasuco desconfía de la estabilidad de su rodilla y, además, está haciendo los meses de prácticas después de haber ingresado en la Guardia Civil y no parece querer correr ningún riesgo.
Otro luchador con gran tirón entre los aficionados es Rubo, buen luchador, excelente deportista, que se mueve entre medios y semipesados pero que en los últimos años aparece demasiado poco por los corros, y los aficionados lo lamentan, pues su exquisita deportividad y su lucha abierta son sinónimo de diversión. Yel día que está inspirado puede pasar cualquier cosa en la hierba. A ver si se animal y volvemos a disfrutarlo. Quien no estará este año es su primo Adrián Fierro, que está en misión militar en el extranjero, concretamente en Letonia, donde permanecerá durante seis meses.
¿Vuelve unai?
Después de hablar de preocupantes posibles ausencias, por suerte también se puede citar alguna incorporación, e importante, la de Unai del Campo, El Potro de Lillo, que en Camposagrado confesaba su cansancio de «tirar por tíos de 120 kilos» y quiere luchar esta temporada en su peso natural, semipesados. Le hace falta a la categoría y Unai es de los que da mucha vidilla. Sumale la presencia de Alberto del Cojo, que podría y debería avanzar, y la alegría de ver de vez en cuando a Sansón Cabero y tenemos semipesados en orden de combate.