Corro de Valdefresno: 'Desperté Soba y sabía luchar'

Clemente ‘El Junco’ no perdona en su tierra de la Sobarriba y gana el corro junto al increíble Javi Oblanca, Moisés y Bulnes

Fulgencio Fernández
01/08/2016
 Actualizado a 16/09/2019
Clemente ganó en Valdefresno. | DANIEL MARTIN
Clemente ganó en Valdefresno. | DANIEL MARTIN
Cuentan del gran Miles Davis que después de uno de sus geniales conciertos alguien se acercó a el y le preguntó.
- ¿Dónde has estudiado?
- En ninguna parte, desperté negro y sabía tocar; dijo el trompetista que, como todos los grandes, también era genial contando.

Si hay una tierra a la que se puede aplicar esta filosofía, en lucha leonesa, ésa es la Sobarriba. Bien podría responder alguno para explicar su forma de luchar que «nací Soba y sabía luchar», porque los topos de esas praderas han visto pisar desde El Cojo a El Cristo, Dionisio olos Molineros de Carbajosa y tantos otros. ¡Cómo se echaba ayer de menos en la grada la broma, el comentario ácido y socarrón de Cástor Álvarez, el último de los molineros que se nos ha ido y que nunca faltaba en la grada.

El más claro ejemplo de que no hay nada que explicar es Clemente Fuertes, El Junco de Tendal, «despertó Soba y sabe luchar».

Nueva gesta del veterano Javier Oblanca y Bulnes derrota a ‘El Oso’ en la final y es más líder de pesados No le gusta al de Tendal andarse con bromas en su tierra, ante los suyos. Y para ejemplo recuperemos la final, ante el entrañable Jesús María Sansón Cabero, que llegaba motivado, con ganas de tirar los cohetes después de tirar a Tomasuco en la semifinal y con suficiencia, como en sus mejores tiempos, dándole hasta un tranque que arrancó al banco de los expertos (Cayo, Felipe, Frumencio, Manolo...) un comentario: «¿No decíais que Sansón no tranca atrás?».

Pero en la final le esperaba Clemente, que arrancó la tarde derrotando a otro que tiene motivos para despertarse y saber luchar, Miguel Díez, de Campohermoso, hijo de Miguel Díez, el gran campeón de Campohermoso y nieto de Miguel Díez, el que cuando su hijo ya ganaba corros lo cogía en la huerta y le metía unas costaladas que lo partía. El tercer Miguel Díez se presentó ayer en sociedad tirando, y bien, a Rodrigo Fuentes... pero después le esperaba Clemente, que se despertó y sabía luchar. Nada pudo hacer el chaval. Tiró después el de Tendal a Cristian, con dos cadriladas, y en la final esperaba Sansón, que calentaba sus puños como hace siempre mientras espera, en lo que más parece un tic que un calentamiento.

Pero no hubo historia. Es más, seis segundos de historia. Tres para la primera caída, un voleo con cruce de la casa, y otros tres para la segunda, una cadrilada al cielo.

Se acabó. En La Soba ganó la Soba.
- ¿Dónde entrenas Clemente?
- Soy Soba, me desperté y sabía luchar.


Bulnes, no era ninguna broma

Otro que se despertó y no sé si sabía luchar pero seguro que había lucha es Roberto Rodríguez Bulnes, de Riaño. Y_es que cuando despertó aún estaba en casa Nicasio, el padre, uno de los mayores y más inquietos aficionados. Riañés a muerte. De Ernesto hasta las trancas. Y_de los chavales (Guillermo y Roberto) casi hasta marearlos. Si viera a Roberto líder le faltaría pantano para dar vueltas. No sería justo que no lo esté viendo.

Clemente intratable y Víctor y Moisés se las tuvieron tiesas para un final protestado por Víctor No sería justo porque ‘El Potrillo’ Bulnes, el que iba a los corros en bicicleta, no es líder por casualidad. Ha subido de semipesados y es el líder de pesados pese a haber faltado a un corro —¡qué bonito ye quererse!, dicen los asturianos—, sin regalos, arrancado. Ayer le tocó verse en la final con un Oso que después de unos corros sin aparecer bajó a la miel y había dejado en el camino al entusiasta Víctor J., a Adri Martínez y a Bahillo. Era la hora de la verdad. Le esperaba Bulnes. No se marchó nadie, pasa en La Soba, pasa con Edu, pasa cuando la duración es normal.

Empataron a caída y media. Bulnes le arrancó tres medias más peleados que un baile del feo de los Calatrava con Claudia Schiffer. Y_remató con una entera a puro guevo... Al caer, Edu se resintió de la rodilla y se aguó la fiesta pues muchos temen que El Oso se meta en la madriguera de sus vacas, sus montes y no se arriesgue.

Dolía ver cómo le llevaban la copa a la silla, y más si al lado estaba con más gestos de dolor Abel Isaí Cabero, que se retiró con grandes dolores en la clavícula tras un golpe. Triste final.

Oblanca, gracias por enseñar

Y para quitar el mal sabor de boca de un triste final nada mejor que un feliz inicio pues feliz, para todos, para la lucha, es que la cátedra ambulante de Javier Oblanca no cierre por vacaciones. Nuevo corro para el de Villabalter. Ante la atenta mirada de Cayuso, el que le dijo que «si cada enfermo requiere un medicamento distinto cada rival precisa una maña diferente». Lo volvió a hacer, fue caminando sobre la variedad y en la final le esperaba el líder, Mario del Blanco, que había derrotado a Ibán.

La cruz de la tarde fueron las lesiones en la recta final de Abel Isaí Cabero en la clavícula y Edu en la rodilla La sonrisa del de Taranilla después de perder la final recibiendo dos enteras sin enterarse cómo lo decía todo. Javi Oblanca caminaba otra vez como si ya no le quedara fuerza para otro paso, como si le pesara el cinto, como si no aguantara más batallas. Fue ante el doctor Martín para que el Betadine reparara una cara desecha y bromeó: «No me dejan morir en paz. «Ni le dejan ni quiere, ahora anda enfoscado en batallas con el recordado Vaquero de Trascastro, que le da unos viajes que le parte... «Pero hay que ser paisano».

En medios sí estaba Moisés, que es lo primero que miran los aficionados. Después le miran para los brazos y ya lo comentan:_«¡Cómo está!».

Para gripar esos hidráulicos los aficionados confían en Rubo y Víctor, pero les tocó medirse a ambos y ayer se veía a un Víctor sólido, ganó bien. Y_se fue directo, más bien lo mandó el bombo, a Moisés. A_cara de perro. Empate a cero, pero casi sobre la bocina los árbitros pitan pasividad «sólo a Víctor», que queda eliminado con un rebote considerable, cerrado con el feo gesto (nada habitual en él) de tirar el cinto.

Quedaba otra bala en la final, el rejuvenecido Diego Arce, El Balilla, que está como un mozo. Pero chocó contra La Roca de Cistierna, Moisés.
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