Los ríos del Bierzo tienen diez centrales hidroeléctricas que generan 407.800 kilovatios

Siete de ellas aprovechan el río Sil y pertenecen a Endesa Generación, el resto están en los ríos Valcarce, Burbia y Cabrera y su producción de energía es modesta

N. González
05/10/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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La solicitud de construcción de una nueva central hidroeléctrica en el río Primout, y las protestas generadas por este proyecto, han vuelto a poner de actualidad la situación de los ríos en el Bierzo y su uso para la producción de electricidad. La falta de luz en muchos pueblos y el desarrollo de la minería provocó hace décadas que se crearan muchas pequeñas centrales en la comarca, pero después surgieron proyectos más grandes.

El arraigo de Endesa en el Bierzo, unido a su condición de empresa estatal en sus comienzos, determina también que las centrales grandes que existen en la comarca sean propiedad de esta compañía, a la que en su momento el antiguo Instituto Nacional de Industria hizo depositaria del uso exclusivo de los ríos del Bierzo, aunque muchas de las centrales proyectadas no llegaron finalmente a construirse.

A pesar de que hay varios promotores esperando para la creación de nuevas centrales hidroeléctricas en el Bierzo, entre ellas de la Primout, la normativa medioambiental se ha endurecido y no es fácil lograr un permiso de explotación. Además, los trámites son largosy ya no se conceden las licencias con la facilidad de décadas pasadas.

Actualmente, según datos de la Confederación Hidrográfica Miño Sil, CHMS, hay en los ríos del Bierzo diez centrales hidroeléctricas en funcionamiento, cuya potencia máxima instalada es de 407.887 kilovatios. Dos de ellas, Cornatel y Quereño, tienen las centrales en el municipio orensano de Rubiá, pero toman el agua en los municipios de Priaranza y Carucedo, respectivamente.

Sumando las vecinas comarcas de La Cabrera y Laciana, el número de centrales aumenta hasta las 15 y la potencia llega a los 427.181 kilovatios. Villablino, con cuatro centrales, es el municipio que más infraestructuras de este tipo aglutina.

En La Cabrera, sólo Castrillo tiene una, llamada ‘La Bocana del Casar’, en el río Cabo. Las de Villablino se establecen en el río Sil, el arroyo de la Braña, el río Bayo y el río Orallo.

En la comarca berciana, el Sil es el río del que se nutren el 70% de las centrales. Los otros ríos con aprovechamientos hidroeléctricos son el río Valcarce, el río Burbia y el río Cabrera, en los municipios de Vega de Valcarce, Villadecanes y Puente de Domingo Flórez. Precisamente las centrales en estos municipios, denominadas Vega de Valcarce, El Pelgo y Castroquilame, son las únicas que no son propiedad de Endesa Generación y también las más pequeñas en producción eléctrica, ya que entre las tres suman únicamente 964,92 kilovatios de máxima.

La del río Burbia, de Gas Natural Fenosa, finalizó además su plazo concesional en el año 2000, aunque sigue en funcionamiento. El motivo no está claro, aunque parece radicar en la complejidad de los procedimientos de extinción de este tipo de infraestructuras hidroeléctricas, según indican fuentes autorizadas.

El resto, ubicadas en el cauce del Sil, son propiedad de Endesa Generación. La de Cornatel, con la central en Rubiá, es la más importante, con una potencia máxima instalada de 140.000 kilovatios. La segunda, la central Ondinas, en el municipio de Palacios del Sil, puede alcancar los 82.817 kilovatios. La tercera en esta lista es el salto de la Presa de Bárcena, en Ponferrada, que puede generar hasta 71.931 kilovatios.

Las centrales hidroeléctricas del Bierzo tienen plazos de concesión que se alargan hasta el año 2061. Es el caso de las de Ondinas, Peñadrada, Santa Marina I y Santa Marina II. Para el resto, los plazos varían entre 2034 y 2019.

«Los plazos de concesión cambiaroncon la Ley de Aguas de 1985. Antes había concesiones a 99 años y hasta a perpetuidad. A partir de ese año se establecieron 75 años de concesión máxima, incluso para las centrales construidas con anterioridad», explican fuentes técnicas de la Confederación Hidrográfica Miño Sil.

Este periodo se considera suficiente para la amortización de la obra y de la inversión. ¿Pero qué ocurre con las presas y las centrales cuando finaliza el plazo? La ley marca entonces que debe realizarse un expediente de extinción y queesos bienes revertirán al Estado, en caso de que el proyecto se considere viable. Si no es así, se puede obligar al titular a la demolición de las infraestructuras construidas en los ríos.

Además de esta limitación en el tiempo de la explotación de estos aprovechamientos hidroeléctricos, la normativa medioambiental cada vez es más rígida a la hora de realizar nuevas centrales. «El periodo de tramitación es largo y el tema medioambiental es complicado. No es como antes, que se necesitaban para la producción de energía en los pueblos del Bierzo o para las explotaciones mineras. Ahora es más difícil, aunque hay peticiones», añaden desde la CHMS.

El impacto que provocan las presas y centrales en los ríos es evidente, pero para minimizarlo también se han establecido regulaciones. La más importante es la necesidad de respetar el denominado «caudal ecológico». Es decir, la devolución al cauce del río del agua suficiente para permitir la vida piscícola.

En esto influye mucho el tamaño de la central y el número de presas que tenga contruidas en el aprovechamiento hidroeléctrico. Las pequeñas, denominadas ‘centrales fluyentes’, no tienen capacidad de almacenamiento y utilizan el agua del río según el caudal que existe en ese momento. Suelen estar constituidas por uno o varios saltos o azudes pequeños. Las más grandes son las que tienen capacidad de almacenar el agua, lo que les permite regular la producción de energía eléctrica según las fluctuaciones que se producen en cada momento del día, en el que su precio varía. Son sistemas complejos con varias captaciones de agua, como puede ser la de Ondinas o la del salto de la presa de Bárcena.

El organismo responsable de la autorización de las centrales varía en función de su tamaño. Así, aquellas que superan una producción de 50.000 kilovatios deben ser autorizadas por el Ministerio de Industria y las que estén por debajo de esa potencia son autorizadas por las Comunidades Autónomas.
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