Los que cuidan de los pueblos

Los 25 CEAS de la provincia atienden los problemas y necesidades más básicas de la ciudadanía en el medio rural

L.N.C.
11/12/2022
 Actualizado a 11/12/2022
Imagen de archivo. | DANIEL MARTÍN
Imagen de archivo. | DANIEL MARTÍN
Los Centros de Acción Social (CEAS) son a los Servicios Sociales lo mismo que los centros de salud a la Sanidad o los colegios a la Educación: la puerta de entrada de cualquier ciudadano al sistema público. En este caso, a esos servicios y prestaciones dirigidos a abordar los problemas y necesidades más básicas de las personas como la ayuda a domicilio, la teleasistencia, la atención a la dependencia, el apoyo a la familia, la inclusión social o el envejecimiento activo, entre otros.

Estos centros, muchas veces ubicados en dependencias municipales, pero sufragados y atendidos por personal de la Diputación, atienden a una población media de cerca de 270.000 habitantes que vive en ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes. Constituyen la unidad básica de referencia para detectar necesidades sociales, asignar recursos y planificar los servicios. Es decir, son la puerta de acceso del mundo rural a los servicios sociales.

Su labor llega a los rincones más recónditos de la provincia. Sus trabajadores recorren kilómetros y kilómetros para atender las necesidades de los vecinos de los pueblos ejerciendo como elemento vertebrador entre el sistema burocrático institucional y la problemática del usuario.

La provincia se reparte en dos grandes zonas, con un coordinador para cada una de ellas: la este, con 13 centros, 148 municipios y una población de unos 168.000 habitantes, y la oeste, con 12 equipos, 59 municipios y alrededor de 100.000 vecinos. En lo que va de año, los centros de acción social de la Diputación han atendido a cerca de 16.000 usuarios, a los que han realizado más de 20.000 prestaciones, lo que permite hacerse una idea de la intensa labor que desarrollan en el medio rural.

Tres décadas de trabajo


Su historia se remonta al año 1988, y en estas más de tres décadas de trabajo han atendido a decenas de miles de personas dándose a conocer en todos los rincones de la provincia de León. En muchos pueblos son el único servicio público de gestión indirecta, es decir, no municipal, presente en el territorio.

Los equipos, integrados por trabajadores sociales, animadores comunitarios, educadores, psicólogos, orientadores laborales, auxiliares administrativos… reciben y detectan las necesidades de quienes residen en su ámbito de actuación. Una vez identificadas, estas se abordan de forma directa, recurriendo a la atención especializada, o bien se tramitan y derivan al servicio correspondiente, todo ello dentro de una red de trabajo coordinado entre las distintas administraciones.

Estos centros son ejemplo de la colaboración entre instituciones. Los propios ayuntamientos son los que, en la mayoría de las ocasiones, ceden los locales en los que se ubican los CEAS y costean los gastos corrientes; la Diputación, por su parte, los dota de personal especializado y gestiona las competencias tanto propias como delegadas por la administración competente.

La relación entre el personal de los CEAS y el territorio es continua y fluida. Muchas veces son los propios vecinos quienes llaman a su puerta en busca de información y orientación para sí mismos o para alguien de su entorno, pero la necesidad también puede seguir el camino inverso. Esto es, los trabajadores de los CEAS se mueven continuamente por los pueblos, hablan con la gente y organizan actividades colectivas que sacan a flote determinadas situaciones, lo que les permite tender la mano a quienes conviven con una situación problemática.

Entre las finalidades de este servicio está conseguir que las personas permanezcan en su entorno habitual en condiciones de bienestar y esto lo hacen a través de prestaciones como la ayuda a domicilio, la teleasistencia, los programas de intervención familiar y comunitario, la inclusión social, el alojamiento alternativo o las prestaciones y ayudas económicas, entre otras.

Hablar de los CEAS es hablar de trato directo y humano, de salud, de cobertura de las necesidades más básicas, de lucha contra la violencia de género, de envejecimiento activo, de educación, de convivencia, de ocio, de seguridad… Estos pequeños espacios físicos esconden un gran equipo humano dispuesto a entrar en todas y cada una de las casas del medio rural leonés donde exista necesidad. La acogida, la escucha activa y la empatía son sus primeras herramientas, pues muchas veces las personas se sientan ante ellos asustadas o agobiadas por un problema, y tantas otras la situación familiar no es fácil de reconocer. La implicación y el seguimiento que caracterizan a estos servicios terminan por establecer un vínculo de confianza y de confidencialidad que se prolonga ya durante los treinta años de historia de los CEAS.

En numerosas ocasiones estos equipos actúan como intermediarios entre la problemática del usuario y la burocracia de las instituciones. Pero no menos importante, tal y como los propios CEAS recuerdan, es la intervención grupal y comunitaria. Así, los contactos que se generan a través de grupos de personas (como asociaciones o grupos informales) revelan, muchas veces de forma natural y espontánea, indicios que pueden llevarles a detectar una necesidad como ocurre, por ejemplo, con algunos casos de violencia de género.
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