Los personajes del tío Ful: Carlos Bravo, cazador

"Mi padre es un gran cazador y el abuelo también lo era". Así explica Carlos Bravo, que representará a León en los Campeonatos de España de Caza después de superar las fases provincial y regional, el origen de su pasión por este deporte que, para él, es mucho más que salir a pegar unos tiros y cobrar unas piezas. "Nada que ver. Para mí la caza es deporte, es naturaleza, son los perros, ir al monte fuera de la temporada propiamente de caza, cuidar los perros, sacarlos… es una forma de vivir que hay que conocer para entender este deporte".

- ¿Y los perros?
- Los perros son el alma de la caza, sin los perros no se puede entender, nada sería igual.

Y recuerda Carlos los disgustos que ha llevado ante enfermedades o contratiempos con los perros. "No te lo sabría explicar sin que parezca una exageración, pero los quiero por la vida". E ilustra la frase que no quiere que suene a grandilocuente sino a sincera con una anécdota infantil tan curiosa como esclarecedora: "Cuando era un niño, y preparaba alguna marchaba para la perrera, a refugiarme en ella, con los perros".

Era Carlos Bravo un más que prometedor luchador, de ligeros, de aquel primer grupo de frutos de la llamada ‘fabricona’, la escuela de Cistierna, de la que salieron grandes campeones. Pero se fue alejando, junto a otro compañero, Ángel Vega, hermano de Moisés La Roca. A él le requería tiempo la caza y todo lo que acarrea y a ambos otra afición que habla de su pasión por el campo abierto, por el aire libre. "Corremos carreras de esas que llaman de ultrafondo; hemos llegado a participar en pruebas de 70 ó 100 kilómetros".

Ha tenido además la suerte añadida que en su pasión y su conocimiento de los secretos de la caza le ha llevado hasta un puesto de trabajo en el que la puede desarrollar, trabajar también en lo que le gusta, como dependiente de la sección de caza en los más conocidos grandes almacenes de la ciudad. "No me puedo quejar, la caza también me ha brindado esta magnífica oportunidad".