Los acusados del crimen de Villaobispo declaran su inocencia en el juicio

Uno de los hermanos dice que no estaba allí y el letrado del otro asegura que "no hay pruebas" de que estuviera y si hubiera disparado habría actuado en defensa propia

R.Á.
29/11/2021
 Actualizado a 29/11/2021
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«Inocentes». Así se declararon este lunes, por separado, los dos hermanos acusados del tiroteo entre dos familias en 2008 en Villaobispo de las Regueras en el que murió un hombre de 31 años por una herida de bala que le perforó el corazón. Lo hicieron en la primera jornada del juicio que se celebra hasta este jueves en la Audiencia provincial de León con jurado popular. En su interrogatorio F.M.M.F. y M.M.F rechazaron responder a las preguntas del fiscal y contestaron únicamente a las de sus abogados. En el caso del primero de ellos, su letrado había insistido previamente en que «no hay pruebas de que mi cliente estuviera allí (en Villaobispo de las Regueras)» en el momento de los hechos y, en el caso de que así fuera y de que hubiera disparado contra la víctima lo habría hecho «en legítima defensa». Insistió, además, en que en aquella época F.M.M.F. era consumidor de «cocaína y heroína», en que «no ve bien» y en que conoció el caso cuando lo detuvieron, el 5 de enero de 2018, «antes no».

Por su parte, M.M.F. afirmó que conocía al fallecido y a sus hermanos porque son «familia lejana» de su madre y negó que hubiera tenido altercados previos a ese día con ellos, tal y como recoge el fiscal en sus conclusiones provisionales, en las que cita al menos dos discusiones anteriores entre los acusados y la víctima y sus hermanos en las que se utilizaron armas de fuego. Insistió, además, en que «no estaba en Villaobispo ese día y no había estado nunca». Allí vivía su madre desde dos meses antes de los hechos, pero no le había dado tiempo a visitarla todavía. Según explicó, él en ese momento residía en Madrid con su pareja y supo lo que había ocurrido ese mismo día a través de una llamada telefónica.

«Temí por mi vida»

Días después M.M.F. conoció que el fallecido y sus hermanos habían colocado un dispositivo GPS en el coche de su hermana, que sí vivía en Villaobispo, y sintió «terror, miedo». «Yo y toda la familia», remarcó. «Temí por mi vida, como cualquier persona». El acusado advirtió también que los diez meses que pasó en prisión provisional acusado por estos hechos (del 12 de abril de 2018 al 25 de enero de 2019) le causaron «muchos problemas». «Hay mucha confusión, no tendría que haber estado», señaló.

El fiscal les pide 14 años de cárcel

Para el fiscal, que defendió el relato que había presentado en sus conclusiones provisionales y su petición de penas –de 13 años por homicidio y un año y seis meses más para cada uno de ellos por tenencia ilícita de armas– este juicio deberá determinar si los dos acusados, cada uno con una pistola, dispararon hasta diez veces contra la víctima y sus hermanos. Habló de «ajuste de cuentas» y rechazó que los disparos que mataron a la víctima –que había efectuado antes un único disparo con una escopeta de caza– se hubieran hecho «en legítima defensa». Según explicó no estaban cerca de él y, por lo tanto, podrían haber huido, como consideró que hicieron después. Señaló, además, que aunque fue una única bala la que impactó en la víctima y provocó su muerte, si dos personas disparan hasta en diez ocasiones están «colaborando» para conseguir ese resultado.

Recordó también que los acusados estuvieron «en busca y captura hasta más de nueve años después» de los hechos y que hay testigos que los conocían y que los vieron huir llevando las pistolas, además de que hicieron un uso de las armas sin contar con la correspondiente licencia.

Un arma, pelucas, bigotes y un GPS

El abogado de F.M.M.F. contradijo al fiscal e insistió en que «no hay prueba de que mi cliente estuviera allí» y en que en el caso de que estuviera y de que hubiera disparado lo habría hecho «en legítima defensa». Recordó para defender esta postura que la víctima, junto a dos de sus hermanos, se había desplazado «desde Extremadura (donde residían) a un pueblo de León» y no lo habían hecho para «dar un paseo» porque llevaban «un arma, pelucas, bigotes falsos y les habían puesto un dispositivo GPS». Afirmó también que la víctima fue quien «disparó primero», por lo que remarcó que «no se me ocurre otro ejemplo mejor de legítima defensa que ese».

Por su parte, la defensa de M.M.F. dijo en su intervención que «tienen aquí sentado a un inocente» y mostró su «indignación» por los meses que pasó en prisión provisional por unos hechos que «no ha cometido porque no estaba allí», dijo.

«No entiendo de qué le acusan y cuando acabe el juicio ustedes tampoco lo van a entender», prometió al jurado, a la vez que pidió «encarecidamente» a sus miembros «que presten atención a los testigos, a los que estuvieron y a los que cuentan lo que otros les han contado» y que emiten un mensaje, dijo, de «teléfono escacharrado», porque «ninguno de los que estaba allí avala la tesis del fiscal».

Sustituir lagunas con invenciones

La abogada recordó también que tanto su cliente como su hermano estuvieron en prisión por estos hechos y después los dejaron «en libertad». «Está aquí sentado como podía estar cualquier otro porque no hay ninguna prueba concluyente de que M.M.F. estuviera allí y mucho menos de que disparara y no se puede condenar a un inocente con dudas».

La abogada incidió también en el hecho de que «no hay una acusación particular» en este procedimiento, ya que la familia del fallecido se personó inicialmente, pero se retiró después, aunque sí que acudirá a declarar durante estos días. «Pedimos justicia, que no puede ser ciega o una venganza. No se pueden sustituir las lagunas con invenciones», afirmó.

El juicio continuará este martes, a las 9:30 horas, con la declaración de los testigos.
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