Lo que más llama la atención de entrada en este libro que aparece publicado ahora —después del título: ‘Yo maté a Leopoldo María Panero’— es precisamente que su autora, Henar Galán, contradiciendo esta imagen de estampida general en torno a Leopoldo María que describe su hermano, se ofreciera a acompañar al poeta durante dos semanas a América para asistir a un congreso literario en Guayaquil. La misión le llegó de rebote porque Bruno Montané —quizás el último infrarrealista de los de Bolaño—, que había hecho un viaje similar con él años atrás a Chile, no podía ir. En las páginas de este volumen encontramos el relato de esos días que se organiza en forma de diario y que enseguida pierde el tono meditativo y relajado del principio para entrar en la dinámica frenética del poeta, urgido a todas horas por fumar, beber y orinar. Al sentir el avión elevarse sobre el océano abandonando el país exclama Leopoldo: «Spain is pain». El poeta dicta, genializa y disparata con la misma velocidad con la que ingiere cocacolas, con la misma celeridad con la que consume cartones enteros de cigarrillos: «El tabaco —ironiza— cura el asma y ayuda a respirar». Cuando en el hotel se le reprocha que abandona la higiene personal responde: «¡Odiáis el cuerpo!». A la autora le viene a la mente el símil de la ‘stultifera navis’, el barco de los locos que está lleno de inventos y de dolor: «Conmigo han descubierto que la locura es reversible, unas veces estoy loco y otras no».
Henar Galán consigue construir con materiales muy dispares un libro que atrapa combinando las dosis exactas de cada uno, de locura, de poesía, de gentes que pasan, de ciudad, de viaje, de humor, de citas, de reflexiones o de ella misma…
Al pasar de las páginas lo que el lector encuentra es un relato lleno de humanidad que nos acerca a lo que fue Leopoldo María Panero sin mitificarlo y con la piedad justa, que es precisamente la que explica el llamativo título. «¿Sabes lo que me dice Dios telepáticamente? —anota la autora en un momento del viaje— Tú eres mi vida y mi muerte, no debería quererte y sin embargo te quiero».