- Ya solo quedamos los gorriones; en clara alusión a los que pasan el invierno en nuestros pueblos.
La única variante es que a los gorriones lesllamen «pardales», más de lo mismo.
La peor oleada de abandonos es cuando empieza el colegio "de los nietos"Es la realidad que nos trae septiembre después del espejismo del verano, de los hijos del pueblo que regresan, de algunos veraneantes, de las piscinas, las fiestas con enormes orquestas-espectáculo, las semanas culturales, las exposiciones etnográficas o los libros de algún antiguo habitante que viaja al desván de la infancia, en prosa, en verso o en fotografía.
Septiembre va anunciando el fin de manera escalonada. El día 1 los que acaban las vacaciones, coincidiendo con las últimas fiestas (fundamentalmente el Cristo, donde no las cambiaron para que hubiera gente) otros pocos... «La peor oleada de abandonos es cuando empieza el colegio... de los nietos, hay que echar una mano, ir a buscarlos al colegio...», lo dicen Benito y Pili mientras cargan en el coche los últimos recuerdos del verano, el balón de Varum y cuatro cosas más.
Antes había otras dos oleadas de jubilado, los que mantuvieron la población durante muchos años, los de «aguantaremos hasta después del Pilar» o «en cuanto pasen los Santos marchamos, que ya se sabe que por los Santos la nieve en los altos».
La frase más repetida después de la de lospardales es "con lo que este pueblo fue..." Pero estos últimos son franca minoría, septiembre vacía la mayoría de nuestros pequeños pueblos, en los que «ya solo quedamos los gorriones». Así, Alberto se prepara para otro invierno solo en Valbueno; Paulino como único vecino de Campo; en Piornedo aguanta El Gallego unos días más y se vacía, en Pedrosa ya no queda ni Paulino... y pueblos que fueron grandes en habitantes, con fotos recientes de los niños en la escuela con su maestro apenas tendrán cuatro o cinco habitantes. Como Genicera o Canseco, por citar dos que fueron importantes. César, uno de los que permanece junto a Vitalino, echa las cuentas: «Nada más que marche Menchu pues queda Sagrario, Miguelín, Diego y nosotros dos. Bueno, este año se quedará José Luis, el guardia, que se le murió la mujer y.»... E, indefectiblemente, añade, «como lo que fue este pueblo».
Es la otra frase, con la de los gorriones, «lo que fue...». Y la que mejor dibuja la realidad.
Porque la que no dibuja la realidad es el censo, la gran mentira cómplice de los datos de la despoblación. Nada que ver con la realidad. Nada. Echando las cuentas reales, con nombre y apellidos, encuentras que donde el censo dice 400 la realidad lo deja en 93... terrible.
El censo es la gran mentira, nada que ver, ni de lejos, con la realidad Un ejemplo. Hay una página web de pueblos deshabitados, que lleva Faustino Calderón, y en la provincia de León sólo documenta cinco: Camposolillo, Los Montes de la Ermita, Quintana de la Peña, Urdiales de Colinas y Utrero. Las trampas delcenso, a buen seguro que más de cincuenta pueblos leoneses permanecen vacíos en invierno. A vuelapluma puedo decir más de diez, pero es cierto que alguno de ellos tiene en el censo alrededor de treinta habitantes... Eso lleva a otra reflexión de «los gorriones» y a un pregunta: «¿Realmente, quién decide los presidentes de Juntas Vecinales y alcaldes de estos municipios con trampa?, ¿eso explica los taxis de votantes que llegan el día de las elecciones?».
La peste del XXI: la realidad
Durante mucho tiempo se explicaba la existencia de pueblos abandonados conpestes y otras plagas. Cerca de Sahagún existió un lugar llamado La Torre de Barriales y dice la leyenda que hubo una invasión de termitas y los vecinos se vieron obligados a abandonar el lugar, en Babia fue una especie de salamanquesa a la que llamaban sacabera, un animal venenosísimo, cayó en la rueda del molino y expandió su veneno sobre todo el pan y murieron todos los vecinos el día de la fiesta; la leyenda de Isoba; la peste de Bustefrades; Villarrasil, el pueblo de Matalobines... Leyendas y pestes, lo trágico de esta despoblación es que la peste no es de termitas o venenos, es la realidad.