Y Villamanín sin ningún bar

Al margen del famoso Hostal Ezequiel, que está en la carretera fuera de lo que es propiamente el pueblo, no queda ningún bar abierto, de los de siempre, de los de jugar la partida... el cierre del Hogar del Pensionista los ha dejado "en la calle"

Fulgencio Fernández
13/03/2022
 Actualizado a 13/03/2022
Después de las navidades el Hogar del Pensionista bajó las persianas, era el último que permanecía abierto en "el pueblo".
Después de las navidades el Hogar del Pensionista bajó las persianas, era el último que permanecía abierto en "el pueblo".
«Y Villamanín sin ningún bar» repiten incrédulos en el pueblo pues es una expresión que jamás pensaron pronunciar en Villamanín, una localidad de evidente ‘nombre’, capital del concejo de La Tercia y Arbas, receptora de veraneantes sobre todo asturianos, situado al lado de la estación de esquí...  
Es cierto que la expresión tendría matices pues es evidente que en Villamanín está el que posiblemente sea el restaurante más conocido de la provincia, el Ezequiel, y que también es bar pero cuando se hace el matiz los del pueblo siempre responden: «Claro, el Ezequiel, pero está en la carretera». Como la cercana Pesquera, ahora también cerrada o el cercano Golpejar. Se refieren a los bares del pueblo. Para entenderlo no hay más que recordar cualquier mañana de vinos o cualquier tarde de partidas, masculinas y femeninas, en el último que bajó la trapa, después de Navidad: El Hogar del Pensionista, que sigue esperando alguien que lo quiera ‘coger’.

Y es que la incredulidad de que no haya bar en el pueblo va seguido indefectiblemente del repaso de los numerosos bares que tuvo la localidad, pero no ya lejanos en el tiempo, algunos cercanos en el cierre. Y van haciendo el repaso: «Los últimos en cerrar fueron El Reino, el Peñalaza, Barriales, poco antes El Nagasaki y, por supuesto, el Hogar del Pensionista»; pero en la memoria de todos están nombres históricos de Villamanín, como los tres que rodeaban a la estación: El Cañón, el González y El Ezequiel ‘viejo’. Pero también estuvo La Venta de Getino II (después Brañacaballo), El Pibe, la Gaso en verano, y otros que ya se van más lejos en el tiempo.

Las esperanzas parecen puestas en que el Hogar del Pensionista, el último en bajar las persianas después de las navidades, vuelva a abrir sus puertas, que aparezca algún interesado en explotar este local que ofrece buenas condiciones y es evidente que «Villamanín bien puede mantener un bar abierto», repiten en el pueblo, a la vez que recuerdan que hace tan solo dos o tres años «la polémica» surgió porque eran varios los que aspiraban a regentar este amplio local, lugar de partidas y con un amplio salón en la parte superior .

La suerte aún no está echada.  
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