La recopilación del acervo de los topónimos de los parajes de la localidad da razón de ser al libro, con más de doscientos descritos y localizados, con nombres tan sonoros como el Prao Cimeiro, El Canicho, la Vuelta la Chana, El Poulón, El Chineiro, Los Atachos, Vegadasnos, Las Cheras, Los Castriechos, el Pico El Castro, Las Ribas del Picón, la Fuente de la Chamalarga o el manantial de La Pumariega.

Mención especial merecen los apartados dedicados al legado industrial del pueblo, con un repaso exhaustivo a cuantas minas, ramales ferroviarios, planos y cargaderos e incluso escombreras se han podido documentar: Mina el Rincón, Minas de Rey, Mina Teófilo, Mina la Camocha… cuya explotación formó parte de la vida de la localidad durante años, junto con otras más conocidas y recientes como los grupos Lumajo y Carrasconte de MSP.
El autor, Alberto González Llamas (Villaseca de Laciana, 1959), minero jubilado, comenzó a trabajar en la mina a los diecisiete años. Cursó estudios de Derecho en la UNED, carrera que dejó sin concluir para dedicarse a la representación laboral y la actividad sindical. Interesado en las diferentes disciplinas culturales, aficionado a la pintura, la lectura y la narrativa, en cuya modalidad ha visto publicados algunos relatos, se ha sentido desde siempre atraído por el entorno natural y la geografía humana. En la actualidad, se ocupa en completar una colección de relatos de temática minera y, entre otros proyectos, trabaja sobre la infancia y adolescencia de las generaciones de los años sesenta y setenta del pasado siglo, el papel de las mujeres como precursoras en el ámbito profesional o las particularidades del oficio minero en el valle.