Vivir la historia

La visita al pozo Grajero fue una lección de historia ‘en directo’ que provocó momentos de una emotividad "como nunca se había vivido en el curso"

Fulgencio Fernández
22/07/2017
 Actualizado a 12/09/2019
El profesor Javier Rodríguez explica la historia del Pozo Grajero a la entrada de la fosa. | ANA CRISTINA R.
El profesor Javier Rodríguez explica la historia del Pozo Grajero a la entrada de la fosa. | ANA CRISTINA R.
El Curso de verano en Cistierna viene dedicando un par de días a visitar lugares relacionados con las materias que aborda. Este año fueron a las cuevas de Vozmediano en las se escondieron algunos maquis de esta comarca y el jueves visitaron el Pozo Grajero de Lario, como ejemplo de lo que el profesor Javier Rodríguez, director del curso, llama ‘Los lugares de la memoria’, que definió como «espacios en los que se conservan fragmentos del pasado, se explica su sentido y se reflexiona sobre su trascendencia».

Señala el profesor Rodríguez, a su vez director del curso, que «esta visita fue una lección de historia en directo y, además, propició el que yo creo que ha sido el momento más emotivo de todos los que hemos vivido en el curso durante estos años». Explica que hasta la fosa en la que fueron encontrados y exhumados los trece cadáveres de represaliados se desplazaron tres personas «que habían bajado al Pozo Grajero antes de ser descubierto oficialmente, pues la gente de la comarca sabía lo que había allí. El testimonio de cómo encontraron los esqueletos  , lo que sintieron al ver allí aquellos cráneos, ver a su lado  aún las alambres con las que los llevaron atados hasta aquella fosa macabra...». Señala el historiador que en los alumnos se percibía la tensión del momento y cómo les estaba sobrecogiendo esta lección de historia en directo, historia vivida, contada por algunos de sus protagonistas». La experiencia que vivieron con el relato, añade Rodríguez, «creo que les permite entender mucho mejor lo que pudieron sentir los familiares de las víctimas lanzadas al pozo Grajero y, en general, los familiares de tantas víctimas que están sacando de las cunetas colectivos como la ARMH».

Completó el  relato de las tres personas que bajaron al Pozo Grajero el recuerdo de Javier Rodríguez cuando investigó estos hechos, ya hace años. «El recuerdo de las circunstancias, de miedo aún en muchas ocasiones, en las que recogí los testimonios de los familiares en el año 1998 fue esclarecedor. Aún había miedo pese a que aquellas personas habían sido paseados en el lejano 13 de noviembre de 1937».

La historia vivida tiene ‘más alma’ pero también puede ser muy dura.  
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