
Profesor de historia, se nota, nacido en Mansilla de las Mulas se fue siendo un niño, con 4 años, a Cataluña, con su padre, guardia civil. Estudia y dibuja, con 20 años ya lo hacía en la revista Mata Ratos, ya aconsejado por quien será su gran amigo, el gran Perich, «cuyo gato adoptó y coloca con frecuencia en sus tiras».
Serio y tímido, muy tímido, lo que parecía un handicap para dedicarse al humor —por más que no sean pintamonas—pero encuentra la disculpa para hacerlo en una película, Los viajes de Sullivan. « Es la historia de un director de comedias que quiere hacer una película social, se hace pasar por un mendigo, y en la cárcel descubre que a los presos sólo les gustan las películas de risa». Yél encuentra el camino, historietas serias con humor.
Fer se fue pero nunca del todo. Nunca faltó el regreso a su tierra al conjuro de la amistad o de la pesca, seguramente sus dos pasiones. YLeón está en sus personajes, en Urelio, en las historias del puti-club que se inspiraron en los existentes en León, en ese Arricio que anda de correrías con su majestad y que es, a su vez, un personajes real y de las tierras de Ordás, como su segunda patria leonesa. «En Urelio mezclo las características de mucha gente que conozco, muchos leoneses, y de paso siento añoranza de esos nombres leoneses. He estado en actos con niños en León y los chavales ya se llaman Jonahtan, Jennifer...».
- ¿Y en las seguidas historias del puti club también vuelca experiencias personales?
- Siempre me lo preguntan. No, son fruto de la realidad que mi pueblo, y nuestra provincia, es rica en este tipo de clubes. Cuando lo cree se decía que en León no había más que puticlubs y fútbol, ha pasado mucho tiempo y hay más de las dos cosas que entonces.
- Pero alguna vez habrá ido a documentarse.
- Una vez, al famoso Huracán de Benavente, con unos amigos catalanes, pero eran las cinco de la tarde, todavía no había actividad.
- ¿Yqué recuerda?
- Que la cerveza era muy cara, la más cara que pagué en mi vida.
Unos nacieron aquí, otros en la Cataluña que le acogió, donde es un referente de la profesión, el alma del Premio Gato Perich en memoria de su amigo y un constante creador de nuevos personajes. «Sus urelios, sus cristianos, sus moros, reyes pasmaos, políticos trincones o malhechores de la moral han quedado inmortalizados para que sigan moviendo a risa (muy actual) a quien vuelva de arqueólogo a sus páginas... o a esta exposición en la que se revive una historia graciosa cuya puta gracia es que no pasa, porque todo sigue siendo actual en el retratista Fer», explica Trapiello.
No dejen de ir a verlo.