El viaje de los leoneses de Sin Control: de tocar bajo la Torre Eiffel a hacerlo junto a Botines

La charanga dio por finalizado su viaje por Europa el pasado 1 de agosto tras deleitar con su sonido a los habitantes de ocho ciudades de seis países diferentes

07/08/2025
 Actualizado a 07/08/2025
A la izquierda, la nómina de leoneses que el pasado mes de julio se embarcó en un viaje musical por varios países europeos, en su parada en Estrasburgo. | CEDIDA
A la izquierda, la nómina de leoneses que el pasado mes de julio se embarcó en un viaje musical por varios países europeos, en su parada en Estrasburgo. | CEDIDA

Fraguada en 2020 y truncada por la pandemia, la idea de los integrantes de la charanga leonesa Sin Control fue clara desde el principio: viajar por Europa y costearse los gastos a base de música. De esa forma lo explicaron el pasado mes de julio en una conversación con La Nueva Crónica. También, en las publicaciones que desde hace tiempo colman sus redes sociales. Ahora, ya de vuelta tras una aventura de quince días en el extranjero, valoran su experiencia calificándola, sobre todo, con adjetivos positivos.

«La acogida de todas las ciudades ha sido muy cercana y eso no nos lo esperábamos», cuenta Chermo, uno de los saxofonistas del conjunto que completan las trompetas de Fran y Santos, los trombones de Miki y Rbt, el saxofón de Ropero, el sousafón de Keto, la caja de Gabri y el bombo de Diego. «Íbamos sin expectativas porque en España es muy típico este tema de las charangas, pero en otros países no sabíamos cómo iba a responder la gente», continúa: «Al final, siempre empezábamos tocando para nadie, pero ya en la primera canción se formaba un círculo gigante y cada vez se iba uniendo más gente».

Además de la buena acogida, a esta nómina de leoneses les sorprende igualmente la facilidad a la hora de conseguir los permisos para tocar en la calle. «En las tres ciudades francesas en las que estuvimos (Burdeos, París y Montpellier) no hicieron falta permisos; sólo con respetar unas normas nos dejaban hacer el ‘show’», apunta el saxofonista que, junto al resto de músicos, compartieron escenario con mimos, mabaristas y todo tipo de artistas callejeros. Y es que, a su modo de ver, la situación no es tan asequible en España; algo que atribuye a la cantidad de charangas. «Al haber más música callejera, yo creo que las calles estarían mucho más masificadas», considera.

Lo dice un joven que habla desde la experiencia, pues este año ha pasado parte de su verano por las citadas ciudades francesas, además de otros cinco rincones: Amberes, Eindhoven, Colonia, Estrasburgo y Ginebra. En total, ocho enclaves de seis países diferentes. De sus muchas vivencias, se quedan –entre otras– con la de tocar justo debajo de la parisina Torre Eiffel. Para hablar de las diferencias entre países a la hora de responder a su sonido, tienen que recurrir a la suiza Ginebra. «Allí la gente era diferente», refleja Chermo: «Es un país mucho más rico y el turismo no era tanto como en otros sitios. Sucedía, por ejemplo, que era el lugar donde más dinero nos daban y donde menos gente había». 

Los nueves miembros de la charanga Sin Control bajo la Torre Eiffel, uno de sus escenarios preferidos.CEDIDA
Los nueves miembros de la charanga Sin Control bajo la Torre Eiffel, uno de sus escenarios preferidos. | CEDIDA

De un lado a otro del continente europeo se han movido en su furgoneta. «Ha sido un poco paliza: pocos días y muchas ciudades», comenta el saxofonista: «Pero, al final, somos un grupo de amigos y esto han sido como unas vacaciones diferentes». Unas vacaciones que describe como «inolvidables» y que no han estado exentas de anécdotas divertidas. Una de ellas tiene que ver con los peajes. «Como nos daban muchas monedas, aprovechábamos para gastarlas en los peajes», cuenta: «En uno de 35 euros, metíamos monedas de veinte o diez céntimos y formábamos una cola enorme. Era bastante gracioso porque tardábamos en pagar unos quince minutos». 

No eran los únicos gastos que el conjunto quería suplir con las gananciadas de sus espectáculos. Gasolina, comida y ocio también entraban en juego. Todo para descubrir si verdaderamente se puede vivir de tocar en la calle. «Era una especie de gancho para las redes sociales porque sabemos que la gente es muy morbosa con el dinero», relata Chermo: «A nosotros sí nos ha ‘salido a pré’, pero tampoco podemos decir que se puede vivir de tocar de la música en la calle; sino, más bien, sobrevivir. Nosotros sí que sobrevivimos, pero a base de trabajo».

Cansados del ritmo frenético entre fronteras, con mil historias que contar a su regreso, los leoneses aterrizaron en León el pasado 1 de agosto. Llegaron, por supuesto, acompañados de su música. «No teníamos pensado tocar en León, pero empezamos a ver que mucha gente nos estaba siguiendo en redes y dijimos: ¿por qué no vamos a intentar acabar el ‘Eurotrip’ en nuestra ciudad», sigue el joven que, junto a sus compañeros de charanga, puso punto y final al viaje en plena capital provincial, entre la Casa Botines y el Jardín del Cid. 

Después de eso llegó El Otero de Valdetuéjar y, algo más tarde, la localidad vizcaína de Lanestosa, donde ya habían estado el año pasado. Ambos, a modo de extensión de un viaje que arrancó hace cinco años. Hace diez si se remonta a los inicios de un conjunto que ya tiene la mira puesta en su próxima parada: descansar hasta el fin de semana, cuando su música volverá a sonar.

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