Los hechos que sirven de precedente al cuerpo a cuerpo que libran en la función los actores Chema Ruiz y Daniel Martos son de sobra conocidos. Los prolegómenos de la final de la Copa del Rey que disputaron el 13 de mayo de 2009 el FC Barcelona y el Athletic Club de Bilbao. Antes de que se inicie el partido, con los dos equipos ya formados y ante la presencia del Rey, ambas hinchadas pitan el himno nacional de España impidiendo que llegue a oírse en el campo. Televisión Española suprime del directo la transmisión del momento de la interpretación del himno nacional y la escandalosa pitada de los extremistas, y en su lugar opta por realizar conexiones fuera del estadio. El Ente Público difunde tras el encuentro un comunicado en el que reitera que todo se ha debido a un «error humano», y pide disculpas a la audiencia por lo acontecido. Las consecuencias no se hacen esperar. Se produce la destitución de la directiva de deportes de TVE y se decide abrir un expediente informativo que involucra en el hecho a los realizadores y personal técnico del encuentro.
Con el pretexto de estos sucesos, Raúl Hernández Garrido construye una obra que recupera la esencia misma del teatro, dos actores enfrentándose cara a cara y convirtiendo cada palabra que se lanzan el uno al otro en un arma afilada. Dos actores en un espacio cerrado del que no pueden escapar y que mantienen, como si se tratara de dos púgiles, un combate desigual en el que el poderoso jefe de producción trata de salvar el culo haciendo responsable de todo lo sucedido al más débil director de antena. Lo que se produce es un duelo en el que cada cual hace uso de sus armas.