Una pequeña familia, un gran circo

Alain y Lolita, un joven matrimonio francés, y sus hijos de 8 y 3 años son toda la ‘troupe’ del Circo Maxi que estos días recorren la provincia. "Es lo que sabemos hacer, mi padre y mi abuelo ya se dedicaban al circo"

Fulgencio Fernández
08/04/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Roberto, de 8 años, ensaya sus acrobacias con las sillas bajo la atenta mirada de sus padres y su hermano Junior, de solo 3 años. | MAURICIO PEÑA
Roberto, de 8 años, ensaya sus acrobacias con las sillas bajo la atenta mirada de sus padres y su hermano Junior, de solo 3 años. | MAURICIO PEÑA
"Mipadre fue artista de circo, mi padre fue artista decirco... ¿qué crees que iba a ser yo?". Lo dice Alain en su particular castellano. Sonríe después, mira a su hijo Roberto, que no se separa de él y le traduce lo que no entiende, y se pregunta: "¿Y qué va a ser él?". La pregunta no necesita respuesta pues Robertono va a ser artista de circo, ya lo es a sus 8 años, y uno de los platos fuertes el espectáculo con sus números de equilibrista y acróbata.

Son cuatro. Una familia. El joven matrimonio de Alain y Lolita y sus dos hijos, el citado Roberto y el pequeño de la casa, Junior, de tan solo tres años y también "equilibrista de manos". Y son el circo. El viernes estaban en Matallana. Este sábado (y hoy repiten) en Pola de Gordón, el martes y el miércoles en Ciñera, el viernes en Villamanín... Ellos montan y desmontan la pequeña carpa, conducen el camión y la roulotte, colocan la publicidad, llevan la megafonía y sacan adelante un espectáculo muy dinámico, de algo más de una hora en el que, por extraño que parezca, se van sucediendo diversas disciplinas circenses: "Yo —dice Alain— soy malabarista yhago la parte de los animales (una cabra y dos ponis); Roberto y Junior hacen números de equilibrio y acrobacia; mi mujer Lolita es maga y lleva esa parte y como en un circo no pueden faltar los payasostodos colaboramos en esa parte, yo hago de clown y los niños son muy buenos en esta especialidad, ellos cierran el espectáculo". Y Roberto, que escucha, sonríe feliz con los halagos. Estos días recorren la provincia, ya hace dos años que vienen desde su Francia natalpara actuar "por toda Castilla y León. Volveremos nuevamente a León en julio y agosto, en los pueblos pequeños nos acogen muy bien".

Las pequeñas dimensiones del circo, con solamente unas pocas filas de gradas, les permiten la cercanía con los espectadores, niños muchos de ellos, que disfrutan tocando los conejos o la paloma que Lolita saca de la chistera o alguna caja. "Antesllevábamos algunas cosas más pero la legislación española sólo nos permite llevar un remolque acoplado".

Y así, con el circo "en sus manos", van de pueblo en pueblo. La ‘fiesta’ comienza antes para los lugares que recorren, la gente va a ver a los ponis y la cabra en el lugar que les buscan para pastar, se hacen fotos con ellos, y, sobre todo, miran expectantes cuando los llevan por la calle. Llaman, cómo no, la atención los niños. Sobre todo Roberto, que se le nota la cara de espabilado, no se separa de su padre y escucha y cuando éste te dice que no te ha entendido es el niño quien se lo dice en francés. Y sonríen.

- ¿No habéis tenido protestas por los animales?
- Nadie los quiere más que yo. Son parte del grupo, trabajan con nosotrosy los mimamos. En cada pueblo buscamos una pradera o huerta para que estén bien, que coman, les damos comida nosotros, hacemos desplazamientos muy cortos cada día...

Es la realidad de una familia con el circo en las venas. Que también han vivido otros tiempos. "Claro que hemos estado en grandes compañías decirco, con nuestros padres, pero los tiempos son los que son y ahora vamos en familia. Estamos juntos y podemos seguir en lo que siempre ha sido nuestra vida: el circo".

Roberto asiente y le avisa. Ya es la hora de ir a maquillarse, se acerca la hora de la verdad. La función diaria. "Quedaros a vernos".
Merece la pena. Y siguen por aquí.
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