Pero cuando estaba allí, en medio de los homenajes, Manuel Menéndez Omaña, alcalde de Quintana del Castillo, municipio al que pertenece Escuerdo, y el presidente de la Junta Vecinal, José Ignacio Pérez García, desvelaron el texto de una placa que se iba a hacer entrega a continuación: «A don José Estrada Muñiz, al que nombramos hijo adoptivo del pueblo de Escuredo por su apego esfuerzo y entrega hacia nuestra aldea».
— No me lo podía creer, no habrá habido un secreto más conocido y mejor guardado pues después, hablando con la gente, todos lo sabían; explicael citado Pepe Estrada.
Reconoce el nuevo hijo adoptivo de Escuredo que la sorpresa fue tan inesperada como agradable. «He tenido la suerte de recibir algunos reconocimientos en mi vida, pero tengo que reconocer que ninguno que me hiciera tanta ilusión como éste. Cogí una llorera que casi no les puedo agradecer el gesto; les dije unas palabras en las que el mensaje era precisamente ése, que estaba emocionado y me faltaban palabras para que entendieran lo que suponía para mí».
Los hijos de maestros recibimos el cariño que se tuvo a nuestros padres Aunque el reconocimiento era para él, para ese José Estrada que tuvo un papel fundamental en la creación de uno de los equipos recordados con más cariño de esta tierra —el Club Baloncesto Elosúa León—, para el profesor del Colegio Leonés, para el entrenador... el nuevo hijo adoptivo tiene una visión que quiere compartir y hacer pública. «Mira, estoy completamente convencido que muchos de los reconocimientos que recibimos aquellos que vivimos en un pueblo por ser hijos del maestro, de la maestra en este caso, lo que estamos recibiendo, lo que estamos recogiendo, es el cariño de sus gentes hacia nuestros padres, hacia mi madre, que fue durante 22 años maestra de Escuredo en el más amplio sentido de la palabra; maestra las 24 horas del día, maestra los 365 días del año, vecina del lugar, ella y su familia. Para aquellas maestras no había dos meses de vacaciones, no habría clase en la escuela, pero seguían siendo la maestra en cualquier parte».
Y concluye: «Por eso me hace más ilusión el reconocimiento, porque veo en él que se está valorando lo que mi madre hizo por la educación de estas gentes durante muchos años».
Por ello Pepe Estrada ha querido ‘revertir’ el reconocimiento en la figura de su madre, Angelina Muñiz Flores. «Una de aquellas maestras de pueblo nos han hecho como somos, si algo reconocen en mí no es otra cosa que el fruto del trabajo de mi madre y maestra». Se centra más en la figura de su madre aunque su padre también era maestro por circunstancias personales. «Yo nací en Palacios de Rueda, donde era maestro mi padre, que ya sabes lo que se dice de que los hijos de los maestros nacemos donde quiere el ministerio, y cuando regreso a este pueblo también compruebo la impronta que allí dejó mi padre, pero yo desgraciadamente no lo pude conocer de primera mano pues mi padre falleció cuando yo tenía solamente un año de edad».
Con los más ancianos
José Estrada compartió homenaje en Escuredo con los dos más ancianos del pueblo: Abel Martínez, de noventa años de edad, y Araceli Martínez, que ya alcanzó el siglo de vida con una extraordinaria lucidez. Una comida popular y la presencia de los grupos de baile y música Baile p’arriba y Aires de Perales pusieron la nota festiva a un acto en el que se tuvo especial cuidado con las medidas sanitarias.