La idea de crear un museo de arte urbano al aire libre en La Bañeza, una iniciativa que surgió hace años entre un grupo de jóvenes y que desde entonces no ha parado de crecer, ha vuelto a dejar huella en una zona de la ciudad. En concreto, en el entorno de la antigua estación ferroviaria, donde los restos de lo que fue el trazado de las vías del tren comparten protagonismo con la historia industrial local.

Muchos visitantes de fuera de La Bañeza son, precisamente, los curiosos que a lo largo de estos tres días se han acercado hasta los rincones donde los artistas manejaban brochas y rodillos, pero sobre todo aerosoles, para dar color a unas paredes muertas y sucias en las que –aunque hay de todo– el resultado general ha sido bueno y aprobado por los bañezanos.
La clausura de este lunes pone el punto final a un evento tras el que hay meses de trabajo de organización, pero también es la partida para que el equipo dirigido por Antonio Muelas comience a dar los primeros pasos para la que será la sexta entrega de una cita que ha cogido una fuerza imparable y se ha ganado el respeto ciudadano.