El trasgu del castillo: Taulín

Por Ana Lena Maraña

03/08/2023
 Actualizado a 03/08/2023
Ilustración del trasgu Taulín. | NOELIA Y MAIKA GARCÍA
Ilustración del trasgu Taulín. | NOELIA Y MAIKA GARCÍA

Pues claro que sí!, si en nuestras casas puede alojarse a su antojo un trasgu, ¿porque no iba a poder hacerlo en un castillo?, con la de espacios que tiene este para transitar y repantigarse oculto durante el día y sobre todo libros, cacharros, ropajes, armas… e incalculables trastos para ‘escagallar’ (esparramar) alegremente por las noches. Taulín es el trasgu que lleva alojándose en el castillo de Ponferrada casi desde antes de ser castillo, ya que recuerda como en ese cerrito junto al Sil, un poco separado del resto de la población, hace unos pocos siglos, se encontraba un ‘castrum’ cercado con muros de canto rodado y arcilla, sus pobladores tenían entre otras la labor de custodiar los caminos de acceso al resto de los barrios, en esos tiempos él vivía en casa del herrero Xosé, siempre con el fuego encendido, era la más calentita y como no le faltaba el trabajo siempre tenía comida.

Taulín es pequeño, travieso, de humor voluble, si esta de buenas es capaz de hacer todas las labores de la casa por las noches, lo cual es de agradecer, pero si esta de malhumor, o los del castillo no lo tratan adecuadamente, entonces que se preparen porque es capaz de organizar mil y una picias o trastadas. Tiene un agujero en la mano izquierda, es imberbe por lo que en ocasiones se tizna él mismo el mentón, imitando las barbas de los caballeros y es el único trasgu conocido que porta capa señorial de color blanco inmaculado, con una ‘T’ en color rojo , él fue el diseñador de esta y ¡válgame Dios! tuvo tanto éxito el atuendo, que a día de hoy en algunas fechas señaladas, siguen vistiendo de igual modo las gentes que acuden a su castillo, ¿su castillo? ¡obviamente! dado que es el que más tiempo ha vivido en él ¿de quién más puede ser?

Taulín tiene un gran secreto tras el que muchos van, aunque probablemente nunca lo podrán adivinar, son poco constantes, se cansan con facilidad las gentes que por aquí transitan. 

Corría el año 2010, cuando Taulín se divertía cambiando del sitio los libros de la biblioteca del castillo; la ‘L’ qué bien queda al lado de la ‘I’ y esta antes de la ‘A’ y después la ‘R’ ,cómo le gusta y qué divertidos recuerdos le trae la palabra ‘LIAR’, pues en estas estaba, cuando uno de los libros que de vez en cuando dejaba caer atrajo su atención, se encontraba abierto y tenía una ‘T’ grande como la de su capa, cogió el libro esa imagen era el comienzo de un bonito poema, era muy corto y la rima muy ‘prestosa’ así que le gustó tanto que le convirtió en canción y una vez fuera de la biblioteca no dejo de canturrearlo durante todo el día, hasta que, de repente, dicen las guías del castillo, que por allí pasaban, se vio un fogonazo y ese soniquete que todos habían estado escuchando, cesó repentinamente. 

Taulín desconcertado, apareció en el mismo lugar, pero lleno de vida y supo inmediatamente que había cambiado de siglo, ya que frente a él se encontraba el señor Pedro Enríquez, el de la guerra, el cual hacía por lo menos 5 o 6 siglos que no veía, dirimiendo asuntos de ese Bierzo bien amado. Frente a él, con mucho respeto, pero al tiempo muy enojada se encontraba la plebe arremolinada , oculto pudo escuchar que las quejas eran porque había algún gracioso que se divertía soltando al ganado, haciendo desaparecer las herramientas, molestando a sus mujeres por las noches… oír esto le alegró sobremanera, ya que comprendió que sus grandes amigos LUZMO y UDE tenían que ser los responsables de estos hechos, así que rápidamente les busco y les encontró apostados en las cuadras, se sorprendieron al ver como Taulín se puso a abrazarles, como si hiciera mucho que no se veían y solo hacía un día que se había mudado al castillo, poco se imaginaban que este Taulín que les abrazaba venia del futuro y ciertamente, hacía siglos que no les veía porque ellos se habían ido a tierras gallegas abandonado el castillo. Tras los abrazos le pusieron al corriente de los planes para esa noche, que no eran otros que trenzar las crines de los caballos y unirlos en parejas y después comerían queso y miel, mientras veían cómo se las arreglaban los caballos y sus dueños para arreglar el desastre, inmediatamente decidió unirse a ellos, ¡quien se podría perder semejante plan! Mientras esperaba que llegara la noche, se puso a meditar sobre que podría haber pasado, para aparecer en estos tiempos y descubrió lo que hoy es su gran secreto, la forma de viajar a través del tiempo.

Los fogonazos e inexplicables hechos que vienen sucediéndose en el castillo desde tiempos remotos, hace que los mortales que por el castillo han pasado y siguen pasando, busquen una y otra vez, en los libros, de su biblioteca el poema y en el patio del castillo el lugar exacto, desde el que poder viajar en el tiempo y quién sabe si también a través del universo hacia otros mundos.

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