Trampantojos poéticos

‘Cancamusa’, el libro de José Ramón Vega y Víctor M. Díez que tuvo su presentación oficial el mes pasado en el Musac, ha dado origen a la exposición fotográfica del primero en la galería de arte Ármaga

Joaquín Revuelta
15/01/2019
 Actualizado a 15/09/2019
'La vieja aula', una de las fotografías presentes en la exposición de Ármaga. | JOSÉ RAMÓN VEGA
'La vieja aula', una de las fotografías presentes en la exposición de Ármaga. | JOSÉ RAMÓN VEGA
Durante tres años, una vez al mes, el fotógrafo José Ramón Vega y el poeta y músico Víctor M. Díez se propusieron un reto singular: realizar juegos malabares con palabras e imágenes. Así, Vega seleccionaba tres fotos cada vez, en principio inconexas, para que sobre ellas Víctor improvisara un texto capaz de crear un trampantojo poético. Nada por aquí, nada por allá: la chispa del poeta sobre la yesca del fotógrafo. De aquellas «cancamusinas», publicadas originalmente en la plataforma cultural Tam Tam Press, ha salido el libro ‘Cancamusa’ (Eolas Ediciones), presentado el pasado 14 de diciembre y que casi un mes después también ha dado origen a la exposición inaugurada el pasado sábado en la galería de arte Ármaga. «Para esta exposición he buscado aquellas imágenes que más en consonancia estuviesen con el espíritu del libro. Son imágenes simples, rectángulos aislados de un paisaje o de un interior que en su momento llamaron mi atención y que por su simplicidad consideré que podrían dar lugar al juego y a la inventiva de mi socio, Víctor M. Díez. Lo que menos importa es donde están hechas esas fotografías, podrían haberse hecho en cualquier parte, porque lo importante no es el lugar sino la sensación que transmiten y el poder evocador que puedan tener», sostiene Vega.

La exposición está integrada por 13 fotografías a gran formato, 10 en color y 3 en blanco y negro. Curiosamente hay una fotografía realizada con un móvil. «Me dirigía a ver a un gran amigo mío en Ponferrada y me encontré con un circo en un descampado, en medio de un barrizal. Se mezclaban las luces de las bombillas con un cielo crepuscular que no podía dejar pasar. No llevaba la cámara y la hice con el móvil. El resultado mereció la pena. Ello me da pie a apuntar que cualquier medio es válido siempre que tengas claro que es lo que buscas. Las cámaras hoy en día no dejan de ser un electrodoméstico más y los móviles no me puedo imaginar las propiedades fotográficas que tendrán en un futuro. Todo vale, lo importante es la elección y el resultado».

La muestra se completa con un texto de Víctor M. Díez. «Por lo que nos cuanta la gente que lo ha visto, el libro está gustando y está teniendo una gran aceptación. Es gratificante ver cómo algo en lo que nos hemos volcado y a lo que hemos dedicado tantas horas llega a la gente y es tan bien recibido. Seguramente, de las cosas más gratificantes que le puede pasar a uno».
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