'Un país para leerlo’, el espacio de La 2 que visita cada semana una ciudad española y muestra su relación con la literatura mediante entrevistas a los autores más reconocidos del país, descubriendo a los nuevos escritores que se abren paso en el mundo literario, visitando las librerías con mayor historia y personalidad y dando a conocer el trabajo desarrollado por los clubes de lectura, asociaciones y colectivos en favor de la lectura, inició el pasado jueves una nueva andadura de la mano de la poeta y escritora jerezana Raquel Lanseros, que toma de este modo el testigo del también poeta Mario Obrero en la tarea de presentar este espacio que también cambia de día de emisión, pasando a emitirse los jueves a las 19:30 h. en La 2.
La conversación con Raquel Lanseros tuvo lugar el pasado miércoles a última hora de la tarde mientras la poeta y traductora, que mantiene estrechos vínculos con León, está a la espera de coger un vuelo de regreso a Madrid después de varias jornadas de grabación en Almería. La primera pregunta resulta obligada y es cómo está resultando la experiencia de tener que manejarse en un lenguaje al que está poco acostumbrada, como es el audiovisual. «Como bien dices es un lenguaje nuevo para mí, donde los tiempos están muy medidos, en el que los contenidos están muy sintetizados y tienen que tener también mucha belleza cinematográfica. Bueno, se trata de contar las cosas de otra manera, pero al fin y al cabo es estar empujando en la misma dirección, algo que llevo haciendo toda la vida, que es la difusión de los libros, la promoción de los libros y la celebración de la literatura», sostiene Lanseros, que lleva grabando desde el mes de julio y en principio están previstos diecisiete programas hasta principios de enero, empezando este jueves en Getafe. A la pregunta de cómo se ve en pantalla, la poeta gaditana reconoce que en esta cuestión resulta difícil ser juez y parte. «Los interesados, la gente de la productora, los realizadores, la gente que sabe de imagen, parece que están contentos con la imagen y con el contenido, lo que me da esperanza de que el público lo reciba también con ese mismo entusiasmo», señala la jerezana.
Supongo que en estos casos de lo que se trata es de resultar natural y de ser uno mismo, en definitiva. «Hay que ser uno mismo, ser muy natural. La cámara capta todo el fingimiento, toda impostura y la rechaza. La cámara da la sensación de que lo que quiere es naturalidad y que la gente se muestre tal y como es. De hecho los técnicos insisten en que si eres capaz de olvidarte de su presencia, eso ya es un gran logro. Se trata pues de conversar con los escritores y los expertos en literatura, pasear por la ciudad, embeberse de ella y mostrarla al público pero de la manera más natural y tranquila posible, sin hacer ningún tipo de alharacas ni de gestos raros».
La dinámica del programa lleva a la presentadora en este caso a interactuar con autores consagrados, escritores noveles y expertos en algún tema literario relacionado con la ciudad que se visita, quedando los apartados dedicados a los clubes de lectura, bibliotecas, encuestas y demás en manos de otros miembros del equipo. «El presentador hace esas tres entrevistas, pasea por la ciudad y escribe los guiones. El inicio y la despedida tienen un guión en off que describe la ciudad y que tratan de ser lo más poéticos posible», argumenta Lanseros, que asegura sentirse igualmente cómoda en todos estos apartados. «Yo la verdad es que como nada humano me es ajeno, lo mismo me siento bien en las cumbres que en los valles. Todo el mundo me parece potencialmente igual de interesante para el mundo de la literatura», reconoce la autora de ‘Matria’, que desde el pasado mes de julio lleva ya grabados seis programas, el último de ellos en Almería, habiendo visitado anteriormente Getafe, Tarragona, Burgos, Elda (Alicante) y La Palma.
Raquel Lanseros adelanta que esta tercera temporada de ‘Un país para leerlo’ va a contar con 17 programas hasta principios de enero y está por concretar una cuarta temporada que llegaría hasta el mes de junio de 2024. «Mario Obrero estuvo dos temporadas, pero en realidad fue como una entre octubre y junio. Lo llaman dos temporadas porque cambia el año y yo estaré hasta diciembre y en el caso de que el programa continúe de enero a junio lo llamarán cuarta temporada, pero en todo caso será un curso mío», destaca la poeta y traductora, que reaccionó con sorpresa cuando le propusieron presentar ‘Un país para leerlo’. «Uno nunca se espera que le vayan a proponer algo así. Tras la sorpresa llega la responsabilidad, porque no deja de ser muy absorbente, mucho trabajo y además muy constante, pero a la vez también es una aventura muy enriquecedora, una de esas oportunidades que da te la vida y que no se pueden rechazar. Así que, aunque haya que estar cogiendo aviones, trenes, tengo la sensación de estar haciendo algo que siempre soñé desde la infancia, que es trabajar por difundir los libros».
Preguntada si esta oferta del ente público le pilló en un buen momento creativo, Raquel Lanseros comenta que le pilló muy bien porque justamente acaba de terminar un libro. «Después de unos años de intensa creación literaria, esta aventura ha llegado en el mejor momento», reconoce la autora gaditana, que no podrá viajar a León con el equipo porque esta ciudad ya estuvo incluida en las dos anteriores temporadas. «Me hubiera encantado y sería el primer lugar al que iría, entre otros motivos porque ahí viven mis padres, pero por desgracia para mí ya visitaron León en la temporada anterior. No se van a repetir ciudades, con lo cual voy a tener que ir bordeando actividades cercanas, pero no lo voy a tener tan fácil para volver a mi León».
Aunque la pregunta pueda resultar un tanto tópica, la presencia de programas culturales como ‘Un país para leerlo’ en la televisión pública responde a una necesidad, dado el escaso nivel cultural y educativo de los contenidos que pueblan las propuestas de las diferentes cadenas. «En ese sentido no quiero parecer rimbombante, pero me parece un servicio público. Como tú bien has dicho hay muy pocos programas culturales y muchos menos aún literarios en los que existan este tipo de propuestas porque hay un sector de la sociedad que también los necesita. No todo el mundo es un público potencial de programas del corazón o de otro tipo de programas de entretenimiento. Hay personas que requieren programas culturales, educativos, que signifiquen una puerta hacia un universo simbólico y en este caso lingüístico pues profundo. Y por lo tanto creo que todos estamos en la obligación de hacerlos posibles y si tenemos la oportunidad de que sigan ahí los libros luchando».
La experiencia de ‘Un país para leerlo’ va a mantener ocupada a la poeta gaditana durante un tiempo. «Yo soy profesora de universidad y ahora estoy con una reducción de jornada porque tengo un hijo menor de 12 años. Y entre esas dos cosas me queda poco tiempo para más», reconoce Lanseros, para quien la convivencia con el equipo de grabación de ‘Un país para leerlo’ está resultando de lo más enriquecedora no solo desde el plano profesional sino también personal. «Todo lo que sea salir de la zona de confort y lanzarse hacia aventuras en las que tengamos que aprender, me parece muy necesario».