También su amigo Diego (Diego Gutiérrez) creció en una familia con música de fondo y, con el tiempo, se cruzaron loso caminos. «Diego, que ya había tenido diversas experiencias con otras músicas, y quizás algún encuentro fugaz con el folk, tuvo su primera inmersión plena en este estilo a través de Tarna, aunque tampoco faltaban en su casa esos cantares viejos que en León guardan las abuelas. Y estas son las fuentes que nos nutren, las de la tradición oral que encontramos no solo en nuestra propia casa sino también a través de trabajos de campo, y en archivos o viejos cancioneros».
Andaban por grupos diferentes, Rodri estaba un poco cansado de «tocar la gaita», pensaron en un proyecto nuevo... y nació Tarna, ahora hace 10 años, aniversario que están celebrando y hoy ofrecen un concierto para ello en El Albéitar (a las 21 horas). Ya hicieron otro —testimonial— con un concierto en el lugar donde habían dado el primero, la Taberna del Che, de Carracedelo, allí fue donde se produjo la anécdota de su nombre. «todavía no teníamos nombre. Los dueños, Álvaro y Julia, que siguen allí, nos dijeron que habría que poner un nombre en los carteles y les dimos una lista de 15 ó 20 nombres que barajábamos pero sin decidirnos por ninguno. Y así fue como al llegar a dar el concierto supimos que nos llamábamos Tarna. Y hasta hoy».

Los taberneros eligieron por ellos el nombre de un puerto, suena a ascensión de ciclistas o con cadenas ¿Muchas dificultades en el camino? «Muchos y muy diferentes son los retos que uno se encuentra al desarrollar un proyecto como este, pero quizás lo que mas quebraderos de cabeza nos ha dado ha sido la parte creativa. La preocupación por cometer los mínimos errores posibles, acertar en el tratamiento de las canciones, reelaborar la música de una manera innovadora pero a la vez respetuosa con la tradición, pueden parecer objetivos sencillos de conseguir a primera vista pero, de hecho, son procesos muy farragosos en los que se pierde la objetividad con mucha facilidad y para los que se necesita una persistencia tenaz e incluso algunas veces obsesiva, y que pueden ser muy desagradables».
Pese a lo que han apuntado, a su cuidado con la materia que trabajan, no les obsesiona ‘tener un estilo propio’, una forma de hacer folk. «Desarrollar un estilo que nos identifique no es algo que nos preocupe demasiado. Consideramos el estilo como una circunstancia menor que debe mudar, como una herramienta para elaborar un relato, y ese discurso, ese relato, es lo realmente importante. Perderlo, o pensar que nunca lo has tenido es el gran temor del ego creativo».
Muchos kilómetros, muchas horas de conversación, viejos cancioneros... mucho trabajo de campo. Los informantes cada vez son menos, no siempre es fácil arrancarles las canciones o abrir el baúl de sus recuerdos ¿Cómo lo hace Tarna? «Esa es una tarea que lleva su tiempo, aunque, a decir verdad, depende también mucho de la propia persona. Facilita mucho el trabajo si no eres un completo desconocido, es decir, si alguien te presenta, o si tienes la paciencia de ir tantas veces como sea necesario. En otras ocasiones, basta con preguntar. Es impredecible, como impredecible es donde encontrarás una de esas fuentes inagotables».
Muchas veces han tenido que «justificarse» Diego y Rodri por su dedicación a la música tradicional, no siempre fueron buenos tiempos para ella, y a su edad la gente los imagina con una guitarra eléctrica y rockeros. «En nuestro caso, al menos en el mío (Rodri) fue un viaje a la inversa. Creo que desarrollé un gusto especial por la música folk porque era la que sonaba en casa con mas frecuencia, y a raíz de esta experiencia fui poco a poco aprendiendo a valorar y entender la música tradicional más genuina» .
Los títulos de sus dos discos —trabajan en el tercero pero no tienen fecha de salida para él— fueron de esos que llaman la atención: ‘Si esperaran las liebres’ y ‘El hombre que tenía una vaca’ ¿Cómo nacen? ¿Se rebuscan mucho? «Nacen normalmente de una tormenta de ideas que nos sugiere el trabajo a nombrar y sus circunstancias. El primero, ‘Si esperaran las liebres’, es parte de una frase que me decía mucho mi abuelo Benicio y que terminaba con ‘...las cogíamos todas’. La usaba como amonestación cuando le pedías que esperase para algo. El segundo, ‘El hombre que tenia una vaca’ surge después de una larga lucha de un amigo por tener una sola vaca, cosa que consiguió justo antes de que nosotros termináramos el disco».
El programa de este concierto del X aniversario, que ofrecen esta noche, tiene una importante dosis de sorpresa. Explican que ofrecerán una mirada sobre la década en los escenarios... «Prácticamente todos los temas que hemos preparado para este concierto son ajenos al repertorio que normalmente tocamos en directo en este momento. Volveremos sobre temas del primer disco que hace años que no tocamos, y recuperaremos para la ocasión varios que son inéditos y que también ya no están entre los que solemos tocar. Pero no solo recuperaremos temas viejos sino que también habrá un grueso de piezas que formarán parte del que será nuestro tercer disco, en el que estamos trabajando y que esperamos publicar a lo largo de 2018. En definitiva un concierto totalmente diferente a lo que venimos ofreciendo últimamente, y que será la única ocasión para disfrutar de él».
Siempre se plantea en conciertos así la presencia de otros músicos con los que alguna vez han compartido aficiones, camino, amistad... «estuvimos valorando la posibilidad de invitar algunos amigos y colaboradores habituales, pero madurada la idea nos pareció una buena opción hacerlo en dúo, de la misma manera que al principio, puesto que es la formación genuina de Tarna»
- Pero, ¿alguna sorpresa habrá?
- En ellos estamos. Quizás otra serie de vídeos, como los que ya tenemos en youtube, o algún tipo de material gráfico o publicación. De momento no podemos desvelar nada pues en la pregunta está la respuesta, ¿cómo va a ser sorpresa si lo decimos?