En verano son muchos los leoneses que regresan a sus pueblos. En muchos de ellos nunca falta una religiosa de las muchas congregaciones existentes, mujeres que pasean con los hábitos de su congregación y que suelen gozar del cariño de sus vecinos pues son, en la mayoría de las ocasiones, relegiosas entregadas a las causas de los desfavorecidos, pobres, enfermos, muchas veces en misiones lejanas.
Muchas veces se habla de ellas con una expresión que denota ese cariño: «Una monjina».
Eso parecía ser, una más, Sor María —María Gómez Valbuena—en su pueblo, en Valderrueda, al que regresaba en verano. «Paseaba mucho ella sola e iba todos los días hasta el cementerio donde estaban sus padres».
Una monjina.
Pero un día salta esta imagen por los aires. Estalla el escándalo de los niños robados, especialmente los relacionados con una clínica de Madrid en la que trabaja el doctor Vela (al que se ha abierto juicio esta semana) y el nombre más repetido por los llamados a declarar es el de la monjina de Valderrueda. Y no precisamente para mantener esta imagen que despierta cariño. Las informaciones erabn contundentes: «Varios médicos confirmaron en sus declaraciones que la religiosa era la única responsable de las adopciones y que tenía un poder omnímodo para entrar y salir en la zona de los nidos y las incubadoras».
Y Sor María pasó a ser la mujer más buscada pero imposible de encontrar. «No ha vuelto por aquí desde que estalló lo de los niños robados», explicaban en su pueblo a los numerosos medios de comunicación que se acercaban a preguntar por ella. La acogieron en el convento de las Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl, en Madrid, y pocas imágenes hay de ella.
Tres veces estuvo citada para declarar en el juicio y no le arrancaron ni una palabra. En las dos primeras se acogió a su derecho a no declarar y a la tercera no fue alegando una «grave enfermedad».
Hasta su muerte fue en silencio. No se supo hasta varios días después, cuando se confirmó desde el citado convento con un escueto comentario:«Estaba muy enferma». El secretismo sobre su figura desencadenó teorías de todo tipo, sin ninguna base más que la sospecha, bien es cierto.
Lo que sí es cierto es que María Luisa Torres, que encontró a su hija ‘robada’ después de 29 años, la acusó de que «primero me dijo que había nacido muerta y como la quería ver, incluso muerta, me dijo que me la había quitado por adúltera».
Se fue con sus secretos en 2013. Lo que es claro es que nunca hablarán de ella en su pueblo como «la monjina».
Sor María no era "una monjina"
El juicio de los niños robados ha comenzado esta semana y en las declaraciones se repite el nombre de una monja leonesa, Sor María, natural de Valderrueda, fallecida en 2013 entre terribles acusaciones
01/07/2018
Actualizado a
18/09/2019

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